Desde octubre las panaderías de Jalisco se alistan para preparar el tradicional pan de muerto para satisfacer el antojo de aquellos que gustan de este postre esponjoso, azucarado y con sabor a naranja.
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En la panadería La Sulteña, ubicada en Zapotlanejo, hornean hasta 200 panes por día. Desde temprana hora, los panaderos emplean su fuerza, manos y corazón para cargar, batir, amasar y preparar todos los ingredientes.
"Se utilizan ingredientes de primera calidad; mantequilla, azúcar, huevo, leche, todo de primera para que tenga un pan fresco y bien delicioso", detalló Carlos Carvajal, panadero.
Durante 30 minutos se baten los ingredientes hasta conseguir una mezcla homogénea.
"Se pone a batir y se mezcla y se van preparando las bolas del pan de muerto", señaló.
La masa se aparta en pequeñas bolitas. Cada bola tiene la cantidad exacta para convertirse en un pan de muerto de tamaño mediano. Una vez que se consigue la forma deseada el panadero le da una palmada con mantequilla en la parte de arriba. Luego se toman dos tiras pequeñas de masa para hacer los huesos que decoran el pan.
"Y ya enseguida se hornea y se decora con mantequilla y azúcar".
Carlos comparte que su secreto para que el pan sea rico es hacerlo con mucha dedicación.
"Aquí la cuestión es que todo debe llevar su dedicación, su tiempo, su forma de hacer porque si lo hace uno mal el pan va a salir mal al final. Entonces siempre hay que darle su buen punto y buena presentación y todo", aseguró.
Cada uno de estos hombres dedica ocho o más horas de su vida para que el pan que ellos preparan y hornean llegue hasta la mesa de una familia o simplemente a la boca de los amantes del pan de muerto.