‘Mientras no seamos libres, el grito de las mujeres no debe de parar’

Daniela Moreira es una estudiante de 17 años, participó el pasado lunes en la marcha 8M y este martes protesta uniéndose al paro digital con lo que muestra su inconformidad ante los feminicidios, desapariciones y violencia en contra de la mujer

Daniela participa con la colectiva Aquelarre. (Especial)
Elizabeth Hernández
Pachuca /

La tarde del lunes pasado, Daniela Moreira llegó a su casa cansada de gritar, de caminar y de pedir justicia contra los feminicidios, desapariciones y violencia con el que viven las mujeres en México, en Hidalgo y, tras apagar su celular y desinstalar Twitter, durmió.

Hoy se unió al paro digital, no contestará llamadas ni mensajes y tampoco será activa en redes sociales para seguir protestando, “porque es simular una desaparición”, dice, al momento que también admite que se siente indignada ante el número de casos de niñas, adolescentes y mujeres desaparecidas en el estado de forma diaria.

“Es un paro en el que participan estudiantes, trabajadoras, amas de casa y mujeres en general, debemos suspender nuestras actividades cotidianas como protesta emulando con ello una desaparición”, dice, aunque señala que debido a la pandemia, muchas mujeres no podrán hacerlo, “es complicada la situación y deben seguir trabajando”, dice.

En esta iniciativa a la que conminaron participar algunos colectivos feministas, Daniela se unió y, a sus 17 años, espera que la situación de vulnerabilidad que enfrenta la mujer en su día a día cambie porque mientras “no seamos libres y vivamos en paz, no dejaremos de gritar, de exigir, de clamar en las calles”.

A su corta edad, Daniela se sumó al feminismo hace más de un año, después de que terminó una relación tortuosa, después de saber que la violencia que había vivido a sus 15 años en manos del hombre que debía amarla, la hizo conocer sobre los derechos de las mujeres, de la exigencia por vivir en paz y no volver a permitir ningún acto de violencia hacia su persona.

“No tenía que haber vivido esa violencia a mis quince años, no tenía que haber permitido que me pegaran, lo viví y lo terminé, pero me di cuenta que quería hablar del tema a mucha gente, a jóvenes como yo, y a niñas como lo era yo cuando empezó esa violencia, entonces me acerqué a una feminista que más confianza le tengo que es mi prima y empecé a leer, a estudiar y a conocer el feminismo, y me fui armando de mi propia identidad feminista.
“En agosto de 2020 fue cuando empecé a participar con la colectiva Aquelarre, y ahora nos enfocamos en el ámbito estudiantil con la colectiva Tetlachihui Machtiani, misma que se está conformada por jóvenes hidalguenses de no más de 18 años, somos más de 35 y todas estudiantes, en la tarea de querer contribuir al fortalecimiento y a la consolidación del feminismo”, explica.

Sabe que existe la desigualdad, que el movimiento es la lucha por los derechos de las mujeres y mantiene redes de mujeres, de amigas con las que sabe que cuenta para cuidarse, para protegerse entre todas.

“También queremos hacer notar lo que padecemos dentro de las escuelas y abolir al sistema patriarcal para tener espacios seguros”, agrega.

La pandemia, dice, les ha traído paz al no estar presentes en la escuela ya que así se ha detenido el acoso que recibe por sus compañeros, maestros y hasta personal de intendencia.

“Nos hemos sentido seguras, y no sabemos como nos vamos a sentir cuando regresemos a clases presenciales y esperamos tener la misma fuerza y valentía para poder revelarnos, con el mayor respeto posible, para no ser expulsadas de nuestras escuelas.
“Es una tarea difícil dar a entender lo que conlleva el feminismo, pero nos llena de emoción saber que vamos a dejar nuestra huella, nuestro nombre y de las que ya no están los vamos a poner muy en alto porque merecemos esto y poco a poco seguiremos con esto porque seguiremos haciendo ruido a pesar de que somos jóvenes, pero nos alienta saber que estamos haciendo algo importante por las mujeres y sus derechos”, concluyó.

LAS MÁS VISTAS