Parroquia y ex convento en Tepeji, legado franciscano requiere rehabilitación

En agosto de 2010, ambos fueron declarados como Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO

Iglesia de San Francisco en Tepeji. (Francisco Villeda)
Francisco Villeda
Tepeji del Río /

Construido por franciscanos en el siglo XVI, el ex convento y la iglesia de San Francisco de Asís, en Tepeji del Río, forman parte del patrimonio histórico-cultural con el que cuenta la región de Tula.

Ambos monumentos históricos, ubicados en la zona centro de Tepeji, forman parte del Camino real Tierra adentro, declarado en agosto de 2010 como Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO.

De acuerdo a registros históricos de diversas investigaciones, el 21 de agosto de 1558 pobladores nahuas de Tepexic y otomís de Utlaxpan, dos poblaciones vecinas acordaron ante Alemán y Luis Ramírez de Vargas, alcalde mayor de Xilotepec, construir un templo franciscano entre los límites de ambas localidades.

Para octubre de ese año, Diego de Almodóvar, teniente de alcalde mayor en la provincia de Tula, dio posesión del predio a Fray Diego de Grado Cornejo, para establecer ahí la iglesia y el convento.

De Grado Cornejo inició el proyecto de construcción en 1560 y fue hasta 26 años después cuando este concluyó. Una vez lista comenzó a dar servicio y en 1627 se emitió la primera fe de bautismo en castellano, y ya no en nahua u otomí, hecho que marcó la unión de las dos poblaciones para conformar Tepeji del Río.

Estos inmuebles tipo fortaleza, con muros gruesos y contrafuertes, son de estilo clásico, y en el caso del templo cuenta con una fachada sobria de estilo renacentista, además de que cuentan con murales realizados por Juan Correa y Francisco Martínez; el templo tiene una bóveda de cañón corrido con puntos, contrafuertes y refuerzo de mampostería en el muro sur; en la torre cuadrangular de un solo cuerpo de la fachada tiene cuatro almenas, así como cuatro campanas.

El complejo cuenta con dos capillas posas y una capilla abierta, además de un claustro de dos niveles con arcos rebajados, mientras que el atrio parroquial está rodeado de almenas, además de diversos lienzos con motivos religiosos.

En el claustro hay capiteles de los pilares que sostienen los arcos tienen flores prehispánicas, así como el símbolo de la palabra; el coro tiene un envigado con cielo raso de lienzo y piso de entortado de mezcla con tres arcos de medio punto.

En este sitio también se han realizado hallazgos de materiales cerámicos, lo que ha permitido a los especialistas conocer más acerca de las diversas ocupaciones que tuvo el espacio desde el posclásico tardío hasta principios del siglo XX.

Este complejo se encuentra bajo la protección del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) al tratarse de monumentos históricos, y por ello cualquier rehabilitación o trabajo se realiza bajo su autorización y supervisión.


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