Perfecto Rosales Muñoz sabe que ha tomado buenas decisiones en su vida, el esfuerzo vertido durante ella ha sido en beneficio del patrimonio de sus hijas y nietos, por lo que orgulloso cuenta como su entusiasmo, perseverancia, amor por su familia y su buen sazón, lo han hecho cumplir los sueños de sus hijos y los propios.
Desde hace 37 años inició vendiendo tacos en Tulancingo, empujado por su hermano Pedro, quien aprendió el arte de la realización de los tacos al pastor en la Ciudad de México y llegó al municipio a venderlos con la receta original, y aunque en ese momento no sabían, este proyecto cambiaría sus vidas.
"Esto no fue por suerte, este resultado son años de trabajo y perseverancia, que nació en Tulancingo en una feria, con mi hermano Pedro, que en paz descanse, y quien gracias a él aprendí de esto. Había pocos recursos en casa, debido a que éramos 10 hermanos y mi papá vendía helados, por lo que mi hermano se fue a la ciudad hace 50 años y ahí aprendió a hacer tacos al pastor".
"Después de un sin fin de situaciones me hice de mi taquería, de trabajar mucho, de ahorrar y de limitarnos en gastos para lograr esto, que me ha hecho cumplir mi mayor sueño, visitar Disneylandia, y lo hice, la primera vez con mi esposa y la segunda con mis nietos y mis hijas, pero supe que había tomado buenas decisiones cuando mi nieto, llorando de emoción, me preguntó '¿Esto es Disneylandia?' y eso pagó todo el esfuerzo realizado en años de trabajo", platica Rosales Muñoz, con sentimiento y lágrimas en sus ojos.
Por 15 años trabajó en una fábrica textil, donde empezó como "machetero", y con los años y buen desempeño, llegó a ser jefe del departamento de compras, pero a pesar de sus logros, una inmensa responsabilidad caía en sus hombros, ya que la empresa "era dueña de mi vida y podrían hablarme a las 3 de la mañana para resolver problemas", hasta que llegó la Feria de Tulancingo y le ayudó a su hermano a cobrar las largas filas de pedidos que hacían los vecinos por probar los tacos al pastor, los primeros que se conocieron en el municipio.
"Eran en épocas de feria cuando vendíamos mucho, pero mucho, hasta que mi hermano se perdió en el vicio y caímos en crisis. Pero mi otro hermano, Guillermo, me apoyó para sacar el negocio y aproveché la oportunidad".
"Como trabajaba tanto en la fábrica, puse una demanda con ayuda de un gran licenciado, quien además de ayudarme con mi caso, me empujó a poner la taquería en Pachuca, y desde ese entonces, trabajo arduamente en este lugar ubicado sobre la Felipe Ángeles", recuerda entusiasmado, mientras mira de reojo la luz que penetra sobre uno de los vitrales en la que está estampada la catedral de Tulancingo, el lugar donde nació lo que hoy tiene.
Con el tiempo, y tras negociar con la dueña de un pequeño local que se ubicaba cerca del suyo, logró hacerse dueño de él y tras años de negociaciones y respeto por la palabra de pago, por algunos años se fue agrandando el espacio de la taquería y se convirtió en "Los Molcajetes de Per".
"Este proyecto nació de la nada, porque ni yo lo creo. Entonces yo les digo a mis hijas y a mis nietos, esto no es mío, es de ustedes, porque yo mañana me voy y ustedes se van a quedar, cuídenlo".
"Ahora mis hijas y nietos trabajan aquí, sin que yo se los diga, y si estudian o trabajan es porque ellos lo deciden, son libres, pero sólo les digo que sean responsables, pero van aprendiendo del negocio", expresa, no sin antes saber que el Día del Padre, después del festejo, regresarán a trabajar al lugar en donde la familia, los ricos sabores, 40 platillos diferentes y el respaldo de los que gustan por los tacos, los esperarán para festejar a los papás.
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