Por más de 15 años el santuario tortuguero de “Playa de Escobilla”, comunidad perteneciente a Santa María Tonameca en las costa oaxaqueña, se ha convertido en el más grande e importante a nivel mundial, en sus 10 kilómetros de extensión, año con año llegan millones de tortugas, principalmente “Golfina”, especie que gracias al cuidado de biólogos y lugareños, hoy ha dejado de ser una especie en peligro de extinción.
Desde el mes de septiembre fecha cuando comienza la temporada de anidación, millones de tortugas inician su ritual, llegan, salen del agua, avanzan sobre la arena, con ese instinto natural, reconocen el lugar ideal, apoyadas con sus aletas golpean con el caparazón la área, la compactan, con las aletas traseras comienzan a escarbar, después, el milagro; cada tortuga pone un promedio de 100 a 190 huevos, al terminar con precisión milimétrica cubren con la arena los huevos y regresan al mar para volver a su cita el próximo año.
Agatha destruyó el 80 por ciento del campamento tortuguero
Ángel Guillermo González Padilla, responsable del santuario tortuguero dijo a MILENIO que desde el paso del huracán “Agatha” el daño al campamento fue muy grande, principalmente en la zona de los viveros, donde se colocan los huevos para después de 45 días estos eclosionen.
“Nos dejó muy afectado, todo esto que ven donde están las tortugas en este momento, estaba con muchas ramas, troncos de árboles que fueron arrastrados, se perdieron muchos huevos que ya estaban en el proceso de eclosión, perdimos más de medio millón de huevos”, comenta.
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Desarrollos inmobiliario amenazan el polígono del santuario tortuguero
“Playa de Escobilla” está situada en una franja que en los últimos dos años se ha convertido en la favorita de los desarrolladores inmobiliarios, al menos cuatro empresas que ofertan los terrenos en esta zona.
Ángel Guillermo González Padilla señaló que el santuario no cuenta con un polígono definido, es decir, se sabe que son 17 kilómetros, pero no existe un documento como tal que avale esa cantidad de terreno, por lo que están a merced de los grandes desarrolladores. “Es importante que las autoridades federales delimiten el polígono del santuario, que no se pongan en riesgo los manglares y la zona donde cada año se tiene un promedio de nueve arribadas, si esto se pierde, se pierde también la presencia de esta tortuga “golfina” en el mundo”, pidió.
A pesar de los millones de tortugas que llegan cada temporada entre los meses de septiembre y marzo, sólo una de cada mil alcanzan la edad adulta, la depredación del hombre, la caza indiscriminada de esta especie y la contaminación hacen que sean pocas las que alcancen su edad madura que es de nueve años, por eso, sus protectores piden que la protección en tierra, antes y durante su nacimiento se intensifique.
HCM