Andrés Torres Ramírez, vicario episcopal de la Zona Urbana de la arquidiócesis de Puebla, llamó a la unidad de todos los integrantes de la sociedad para enfrentar los retos actuales ante la polarización que se presenta.
Al encabezar la misa dominical en la Basílica Catedral de Puebla, Torres Ramírez lamentó que, en muchas ocasiones, la sociedad esté dividida y polarizada por diferentes situaciones, ante lo cual, es fundamental que cada persona sea constructora de la unidad.
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Al encabezar la celebración de la Santísima Trinidad en el edificio religioso más importante de la arquidiócesis de Puebla, el vicario episcopal de la Zona Urbana explicó que cada persona puede colaborar desde su ámbito de influencia en un clima de armonía.
“Nos conceda seguir creciendo en esta unidad entre nosotros, de tal manera que una iglesia, en sus diversos niveles, vive y manifiesta una unidad sea creíble para una sociedad que muchas veces está polarizada y dividida. Seamos, pues, constructores de unidad, procurando la unidad en los ámbitos en los cuales nos movemos”,
Al mismo tiempo, el religioso explicó que la unidad dentro de la sociedad no significa uniformidad de las personas, ya que, se debe respetar la dignidad y la diversidad de cada uno de los seres humanos.
“Unidad en la diversidad de personas. Así tenemos que seguir avanzando nosotros, en nuestra experiencia cristiana, en todo grupo o ámbito en el que nos encontremos, empezando por la familia. Unidad en la familia, sin buscar uniformidad, sino respetando la dignidad de cada persona y la diversidad de cada persona”, destacó.
Recordó que la Trinidad es la base de la doctrina central de la religión cristiana en donde tres personas la conforman, el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo, tres personas distintas una de la otra, es decir, se trata del modelo que debe guiar a las familias y las sociedades.
“Vamos buscando más la acción del espíritu santo en nuestra vida y siendo más dóciles a sus inspiraciones. Celebramos la trinidad santísima y renovamos nuestra manera de tener presente al Señor en nuestra vida. Pero, además, y brevemente digámoslo, nuestra Trinidad Santísima se vuelve para nosotros el modelo de cómo deben ser, también, nuestras relaciones. Personas distintas forman una unidad perfecta”, apuntó.
Por último, el vicario episcopal de la Zona Urbana de la arquidiócesis de Puebla resaltó la importancia de que no haya imposiciones en las familias ni en la sociedad y el objetivo final se relaciona con que entre las personas predomine el amor.
“El padre no se impone sobre el hijo, no violenta al hijo. El hijo sabe vivir en obediencia al padre y es tan estrecha la comunión que es el amor, el espíritu santo, en el que se manifiesta esta plenitud de comunión”, destacó.
AAC