La desnutrición entre la población se ha acentuado ante el aumento de la pobreza alimentaria, pues la inflación aleja cada vez más el acceso de muchas familias a la canasta básica. En Tamaulipas se han detectado en lo que va del año 832 nuevos casos de este padecimiento de salud.
Son 119 diagnósticos más que en el mismo periodo de 2022 y corresponden a pacientes que fueron atendidos en hospitales y clínicas del estado, después de presentar una complicación derivada de la debilitación de su organismo.
La Secretaría de Salud del gobierno federal informó que de los 832 registros, 86 son por desnutrición severa; 99 moderada y 647 en su clasificación leve, según los datos disponibles hasta la semana 29 del año, es decir, al pasado 23 de julio.
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Para esa misma fecha del año pasado, la suma era de 713 detecciones, que a su vez se desglosaban en 51 casos severos, 71 moderados y 591 leves, de acuerdo con la estadística oficial.
La asociación civil Jóvenes de Corazón Grande, ha detectado que muchas familias que comían tres veces al día ahora lo hacen dos e inclusive una, debido a que los precios se dispararon.
El organismo opera un comedor comunitario donde ofrece alimentos preparados para población vulnerable y el cual se instaló en el pasado mes de julio.
“Sí se está viendo un reflejo de la carestía, mucha gente no tiene manera de llevar alimento a la mesa de sus hogares, todo ha subido por la inflación, hay muchos que amanecen sin modo de dar de comer a los suyos, y otros que como podían daban antes sus tres comidas, pero ahora dan dos o una”, dijo Moisés Méndez Aguilar, quien dirige la agrupación.
La desnutrición se caracteriza por un peso muy bajo en relación a la altura, o por una delgadez extrema y debilitamiento. Se estima que el 90% de los casos son ocasionados por la sub alimentación, ya sea por deficiencia en la calidad o en la cantidad de los alimentos consumidos.
En especial el acceso a los de origen animal (leche y derivados lácteos, huevos, carne o pescado) es fundamental para la buena nutrición en la primera infancia, pero numerosas familias batallan para adquirirlos.
El consumo de frutas y verduras también es esencial para una dieta saludable, sin embargo, las condiciones precarias en muchos hogares no garantizan su abasto.
SJHN