El sur de Tamaulipas llega al Día Mundial de la Tierra con problemáticas que la afectan desde diversos frentes, siendo la contaminación por hidrocarburo de los suelos rurales en Altamirauno de los más graves, afirma el ambientalista Miguel Verástegui Cavazos.
“Estamos ante el riesgo real que de un día para otro los agricultores ya no puedan sembrar, debido a los más de mil pozos terrestres de Pemex que se han perforado desde el siglo pasado, muchos de ellos en espera de seguir siendo explorados al tratarse de un crudo demasiado pesado para costear su extracción, pero trayendo consigo que áreas circundantes se contaminen de espeso chapapote”.
Este último, dijo, súbitamente sale a la superficie de los lugares donde hay válvulas de taponamiento, pero la mayoría “llora”, gota a gota se va presentando el derrame, dañando y matando el suelo a su paso.
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El director de la Asociación Mediadora para el Bienestar Inteligente y Ecológico (Ambientam), precisó que cada 22 de abril se conmemora el Día Mundial de la Tierra, pero lejos de ser una celebración, se instituyó desde 1970 por la ONU para concientizar a los humanos de los peligros y consecuencias de no cuidarla.
Sostuvo que la deforestación de los suelos es una de las principales causas del cambio climático y la otra es haber hecho la tierra impermeable, es decir, llenarla de concreto en las ciudades y no dejarla respirar, generando un aumento de las temperaturas.
“Todo este calor que sentimos es por la falta de respeto a nuestra madre tierra, en la zona existen daños crónicos cada vez más peligrosos y con consecuencias negativas”, alertó.
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Verástegui Cavazos, expuso que lo que era una tierra húmeda y fértil se está convirtiendo también en un basurero y las industrias la utilizan hasta acabarle sus servicios ambientales.
Otra problemática, añadió, es la relativa a los exbasureros municipales de las tres ciudades, los cuales nunca fueron remediados, es decir, descontaminados sus suelos y por el contrario siguen recibiendo daño ecológico al convertirse ahora en botaderos clandestinos.
“Ahí se formaron ríos subterráneos de ese venenoso coctel llamado lixiviado, que no es otra cosa que el producto de la mezcla de las basuras y el agua, viajando lentamente por debajo del suelo y en casos sin comprobar aún, llegando a la bocatoma de la Comapa en el caso del exbotadero de la Isleta del Zapote”, destacó.