En unos meses el nuevo Centro de Reinserción Social número 2, en Apodaca, tendrá espacio para mil 560 internos.
Por ahora son relativamente pocos los "huéspedes" que se alojan en las dos "alas", módulos o dormitorios con los que cuenta este reclusorio.
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Se trata de modernas instalaciones que nada tienen que ver con lo viejo, desgastado y obsoleto que lucía el Topo Chico, cerrado de manera oficial y definitiva apenas el lunes 30 de septiembre.
“Reúnen precisamente los estándares internacionales de espacio, con una ubicación y una comodidad para su permanencia durante su proceso, durante el tiempo que se encuentren sentenciados”, comentó en entrevista el comisario general de la Agencia de Administración Penitenciaria, de la Secretaría de Seguridad de Nuevo León, Raúl Salvador Ferráez Arreola.
Telediario ingresó antes que nadie a los ambulatorios del penal número 2, ya ocupados por personas privadas de la libertad.
El Centro de Reinserción Social número 2 se encuentra precisamente en el complejo penitenciario ubicado en Apodaca, hacia el norte de la zona metropolitana de Monterrey.
Actualmente es ocupado por 240 personas privadas de la libertad, pero se contempla que en unos meses la capacidad total sea de mil 560 personas.
“Indudablemente el proyecto contempla precisamente el aumento de la capacidad instalada, a mil 560 personas privadas de la libertad, en cuatro módulos de 380 personas cada uno, y un módulo de alta seguridad de 52 personas privadas de la libertad”, agregó Ferráez Arreola.
Si en algún momento un espacio tan reducido y obsoleto, como lo fue el Topo Chico, llegó a albergar a más de 5 mil presos, este nuevo reclusorio cuenta con espacio suficiente, en el que no sólo deberá haber disciplina para las personas, sino también un ambiente de respeto a sus derechos y dignidad.
Los lineamientos que rigen este centro penitenciario obedecen no sólo a los estándares nacionales, que contemplan también la disciplina de las personas que están privadas de la libertad, sino también un ambiente integral en el cual ellas puedan reinsertarse a la sociedad en forma adecuada.
En esta nueva etapa en la historia penitenciaria de Nuevo León, se espera que no vuelva a existir otro penal del Topo Chico.