Durante la primavera, las calles, avenidas y parques del Área Metropolitana de Guadalajara se impregnan de amarillo y lavanda, incluso las banquetas se tapizan de estos colores.
Estos bellos colores en el paisaje son gracias a los árboles de jacarandas y guayacán.
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¿Qué es una jacaranda?
La jacaranda es una flor de la familia bignoniaceae, nativa de América del Sur, de países como Brasil, Paraguay, Bolivia y Argentina. Fue introducida a México a principios del siglo XX.
“Se introdujeron acá a México con fines de ornato, es decir, por la belleza de las flores, a todo mundo nos gusta ver a la jacarandas floreciendo, incluso hay una canción que habla de los ojos de jacaranda en flor entre el folclor mexicano”, dijo Francisco Martín Huerta Martínez, botánico especialista en ecología vegetal y profesor investigador de tiempo completo del departamento de Ecología Aplicada del CUCBA.
Los árboles de jacarandas alcanzan una altura de 20 metros y son el hogar y fuente de alimento de aves e insectos pues sus semillas son comida para diversas especies.
“Las jacarandas llegan a ser parte importante de los recursos alimenticios de aves urbanas y de muchos insectos, entre ellos abejas, no solamente la abeja mielera que también le prove mucha cantidad de néctar, pero hay muchas especies de abejas solitarias que no producen miel, pero son nativas de México”, comentó.
¿De dónde es originario el árbol de guayacán?
El guayacán amarillo es nativo de México; se da en toda América Tropical, desde Florida hasta Perú, Colombia, Venezuela y Brasil.
Este bello árbol floral alcanza los 20 metros de altura. Una de sus principales características es la dureza de su madera.
¿Cuál es la función de los árboles jacaranda y guayacán?
Tanto la jacaranda como el guayacán han sido plantados en calles, avenida y parques con fines ornamentales, pero sus flores y semillas producen diversos servicios ambientales como absorber dióxido de carbono.
“En cada hoja existen miles de células que una parte que se llama efronoplasto, ahí se guarda la clorofila y a través de reacciones químicas pueden ir capturando moléculas de dióxido de carbono durante el tiempo de luz”, mencionó.
Así que la próxima vez que veas estos bellos arboles, sabrás que no solo generan paisajes de color para la ciudad, también son amigables para el ecosistema.
JMH/SRN