La reducción del suministro de agua en los últimos dos años provocó afectaciones en el crecimiento y producción de la rana toro, de acuerdo con Lucero Hernández González, productora de San Pedro Tlaltizapan, en Santiago Tianguistenco, Estado de México.
En esta comunidad ubicada en el Valle de Toluca se encuentra el criadero “ALPR Ranitas Los Cotones”, que lleva más de dos décadas en operación bajo estrictos estándares de calidad y sanitarios; sin embargo, desde hace tres años observaron una baja en la distribución de agua y ahora se enfrentan a la alteración de su producto.
“Nosotros tenemos alrededor de 20 años produciendo, pero en las últimas fechas hemos visto que la cantidad de agua disminuyó y eso ha mermado nuestra producción”.
Ellos producen ranas para mascota o disección, pero también como alimento, ya que las ancas son valoradas en mesas de todo tipo. Si bien no se trata de volúmenes elevados de agua los que requieren, este recurso es indispensable para hacer el aseo de los estanques y el cambio de agua, para que no comprometa la salud o el crecimiento de los ejemplares.
“De igual manera son los cambios físicos del agua, el estado de tepocate. Hacemos cambios diarios de estanques y para el aseo básicamente”.
¿Qué es la rana toro?
Estos anfibios son conocidos por su gran tamaño y básicamente son consumidos en restaurantes de alta categoría y en las mesas de los productores y vecinos de distintas localidades, ya que suele ser un producto barato y que en volumen es útil, además de ser considerado como una alternativa de carne blanca para la temporada de Cuaresma.
De acuerdo con información de la Secretaría del Campo del Estado de México, a través de la Dirección de Acuacultura, en la entidad hay producción de animales sin litoral, incluyendo la rana toro, de la cual se permite su distribución y engorda en embalses y estanquería “con la finalidad de fomentar la acuacultura, el desarrollo socioeconómico y la calidad de la alimentación del medio rural”.
En términos generales se trata de un anfibio originario del sur de Estados Unidos y es apreciado por sus ancas, las cuales pueden ser hasta 30 por ciento de todo su peso corporal, alcanzando dimensiones de entre 100 a 150 gramos, aunque pueden rebasar esta medida.
Proceso de producción
En estos animales es todo un reto ya que primero se debe crear un estanque artificial que tenga agua de calidad y las condiciones adecuadas para el apareamiento de las ranas. También deben de tener a machos que se dedican únicamente a la reproducción, cuyo peso casi llega a un kilogramo.
Una vez que sucede la fecundación de los huevecillos, los trabajadores supervisan su crecimiento y desarrollo, desde que adquieren pequeñas puntas que en realidad son los antecedentes de los renacuajos, alargan su forma y poco a poco se convierten en los animales que conocemos de color verde.
El asunto no termina ahí, ya que para su crecimiento es necesario que se cambie constantemente el agua, se les alimenta con una dieta especial, principalmente insectívora y que estén en invernaderos especiales en los que habitan con otros ejemplares, hasta que al término de 11 meses alcanzan el tamaño y peso recomendados para su consumo.
Más agua, la solución
La falta del líquido o la reducción en el suministro no es nuevo, ya que en los últimos años las autoridades advirtieron que habría una escasez debido a varios fenómenos, entre ellos la sequía que afectó a varias partes del país y las pocas lluvias. A esto se sumó un incremento de hasta 50 por ciento en el consumo de agua en prácticamente todos los sectores, esto a consecuencia de la emergencia sanitaria del covid-19.
Todo ello obligó a que la Comisión Nacional del Agua (Conagua) colaborara con los gobiernos de Ciudad de México y del Estado de México para hacer frente a los bajos niveles de recaudación del Sistema Cutzamala, el cual abastece ambas entidades.
Para ello disminuyeron el caudal suministrado durante poco más de un año para evitar comprometer al sistema y no sacrificar la entrega de agua para los ciudadanos.
La falta de lluvias es uno de los principales factores que afectó a estos productores, ya que para ellos es el recurso primordial para garantizar el crecimiento de los ejemplares, sin embargo, no se han tenido los resultados esperados en su producción por la poca llegada del recurso.
Para esta temporada deberían de tener ejemplares que oscilen en los 150 gramos de peso, sin embargo, están entre 50 y 80 gramos, es decir, el tamaño es menor por la lentitud en su crecimiento. Lucero Hernández lleva toda una vida en este oficio y asegura que lo que se necesita es simple.
“Como nosotros manejamos pozos artesanales, incrementar el tamaño de los pozos es lo que se falta, que haya más agua, que haya más lluvias para que estemos subsidiando la producción”.
KVS