Los proyectos de tres jóvenes torreonenses fueron acreditados para participar en la ExpoCiencias Internacional 2023 a desarrollarse en diferentes sedes alrededor del mundo, tal como en este caso será en Túnez, Costa Rica y Brasil, países que recibirán el potencial del talento lagunero para ponerlo a prueba contra cientos de competidores.
Se trata de Roberta Acuña, de 16 años de edad, estudiante del Colegio Inglés, Rodrigo Ruvalcaba, de 14 años, del Colegio Británico y Araceli Guzmán, de 21 y estudiante de la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC).
La coordinadora de ExpoCiencias Coahuila, Martha Lidia Ramírez de la Fuente, compartió que tras superar las fases en lo regional, estatal y nacional, los jóvenes pueden acreditarse para exponer sus proyectos ante los ojos del mundo y la posibilidad de patentarlos.
“Generalmente los proyectos inician en las escuelas, donde los asesores o maestros que consideran algún proyecto viable, tiene buen empuje y dirección, lo meten a concursos, de los cuales ExpoCiencias los ha ido orientando muy bien para exponerlos a nivel internacional y hasta hacerlos realidad. Que un joven participe en este tipo de competencias le amplía mucho su criterio científico, autoevaluación, además de ser proyectos que salen de sus ideas y traen toda esa pasión por echarlo a andar. Tenemos muchas escuelas participando y eso nos da un plus como comunidad al formar gente consciente científicamente”.
Cabe señalar que los tres jóvenes ya realizan varias actividades para recaudar los recursos necesarios para acudir a la ExpoCiencias Internacional.
Roberta Acuña Gómez
Estudiante del décimo grado del Colegio Inglés, la joven Roberta Acuña Gómez viajará en marzo próximo a Túnez al ATAST I-Fest 2023, con su proyecto “Fórmula con efecto inhibitorio y reductor de microorganismos patógenos en Fragaria”, el cual busca desinfectar fresas sin que se pierdan sus propiedades y nutrientes.
Su visión a corto y mediano plazo está enfocada al desarrollo y perfección de su producto para que sea la punta de lanza en su camino como emprendedora, una de sus principales metas a sus 16 años de edad.
“Es un desinfectante de frutas que conserva los nutrientes, ya que vimos que varias investigaciones indican que otros desinfectantes se los quitan. Elimina microorganismos y alarga la vida de la fruta ya que está compuesto de químicos naturales. Todo fue a base de muchas pruebas, laboratorios e investigación”.
Aunque sus investigaciones están enfocadas primero en las fresas, ha ido descubriendo que su producto actúa de igual manera en los otros frutos rojos, con cilantro, perejil o lechugas.
“Después de competir en Túnez me enfocaré en emprender mi producto, ya estoy en el desarrollo de la patente y la imagen. Es algo que quiero vender y hacerlo un producto de uso común”, comentó en entrevista para MILENIO.
Para hacer realidad su sueño, primero tiene que conseguir los recursos para su viaje hacia el norte de África, la inscripción y los viáticos, y cuyo costo oscila entre los 100 mil pesos para ella y su asesora, para lo cual ha desarrollado actividades y a su vez busca patrocinadores para recaudar lo necesario.
Araceli Guzmán Villegas
La joven Araceli Guzmán Villegas, estudiante de Psicología en la UAdeC, desarrolló un estudio en el que llegó a la conclusión de que los pacientes que padecen el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) sufren de una disminución en su potencial intelectual, problema que busca contrarrestar con un taller que fortalezca el conocimiento de las personas que hayan adquirido este virus.
Con este proyecto participará en el ExpoCiencias MILSET Brasil 2023 el próximo mes de junio.
El principal objetivo, dijo, es que cada vez más personas logren conocer lo que representa el VIH, y además de impartir cursos y talleres, formar redes de apoyo para la socialización de las personas que lo padecen.
“Se utilizó en un estudio a dos grupos de entre 30 y 40 años de un modo homogéneo. Se llegó a la conclusión de que el coeficiente intelectual se ve dañado en personas con VIH. Esto nos dio pie a un curso para la población para que esté más informada. No quisimos quedarnos solo con la investigación, sino apoyar en lo que nos sea posible”.
Así, tras la investigación en la que se utilizó un estudio en la escala Wechsler (WAISIV) que mide el coeficiente intelectual, resultó el taller dirigido a personas con VIH, en el cual se toca la terapia cognitiva conductual mediante actividades recreativas o juegos para activar partes del cerebro como rompecabezas o sudokus.
“Lo que busco es que las demás personas conozcan el proyecto, crear redes de apoyo que mejoren y retroalimenten los talleres, que aprendan de ellos. A largo plazo veo que nos podemos unir con otras partes del mundo y empezar a mejorarlo”.
Rodrigo Ruvalcaba González
A punto de egresar del grado de secundaria en el Colegio Británico, Rodrigo Ruvalcaba González tiene clara la idea de mejorar la calidad de vida de niños con problemas de hipotonía (músculos flácidos) o con hipertonía (resistencia al movimiento de las articulaciones y músculos), todo con ayuda de sus férulas ecológicas.
Su proyecto “Impacto de férulas ecológicas para la extensión de codos y rodillas de niños hipotónicos e hipertónicos”, fue acreditado para estar en el ExpoCiencias Costa Rica 2023, un prototipo elaborado con materiales reciclables que sirven como parte del tratamiento de rehabilitación en bebés y niños.
“La idea es brindar la ayuda a menores con pocos recursos, sobre todo a niños con discapacidades. Siempre me ha gustado ayudar a estos niños porque les tengo mucho cariño, por eso quiero que tengan una herramienta que les ayude a tener una vida más cómoda”.
Su madre, una fisioterapeuta comprometida con su labor, ha guiado el camino de Rodrigo hacia un pensamiento más humanista, incluso no ha pensado que las férulas sean un producto que pueda aprovechar para monetizar, sino para medir el impacto que genera en los pacientes.
“Es como un yeso ya formado que se pone en el antebrazo o las rodillas. Aunque ya existe el prototipo de férulas, lo que yo hice fue ponerlo a prueba con niños. Vi resultados de abril a agosto en un niño con síndrome de Down que no podía gatear. Se siente muy satisfactorio ver a los bebés que crecen y se desarrollan con una herramienta que tú les das”.
“No digo que seré el primer lugar pero sí de los primeros, la verdad mi producto es muy bueno”, compartió Rodrigo, quien se visualiza en un futuro en una clínica o tienda que promueva el uso de herramientas terapéuticas ecológicas para así ayudar tanto al medio ambiente como a las personas que lo necesiten.
cale