Si algo representa a la cultura mexicana en sus fiestas son los adornos con papel picado, en especial, durante la conmemoración del Día de Muertos. En esa temporada, las ofrendas y altares se llenan de un gran colorido.
Estas creaciones nacen en el municipio poblano de San Salvador Huixcolotla, donde es común escuchar un sonido que se repite una y otra vez: es el golpeteo suave de un martillo a un cincel, el cual le da forma a un sinfín de figuras sobre pliegos de papel china.
Con esta labor y sonido creció Aldo Ángel Reynoso Reynoso, quien apoya a su madre Nuvia Reynoso Cruz a administrar Artemex, una empresa fundada en 2010 en Huixcolotla, la cual está dedicada al diseño y producción del tradicional papel picado.
“Cuando mis papás iniciaron este negocio yo tenía tres años y desde entonces los he acompañado”, contó el joven, quien desde muy corta edad aprendió a realizar estas artesanías.
Con orgullo, narró que todo inició por el sueño y aspiración de su madre, quien se dedicaba a maquilar los trabajos que le encargaban hasta que le surgió la idea de independizarse y formar su propia empresa.
“Mi papá era taxista y con sus pequeños ahorros empezaron a comprar un poquito de papel, a armar un poco de figuras, a tocar puertas, irse a vender a los mercados y poco a poco fue creciendo la empresa”, recordó.
Así, con tenacidad y dedicación, lograron afianzarse hasta crecer laboralmente. Después, con la ayuda del padre de familia pudieron encontrar más clientes en distintos lugares, como Ciudad de México, en específico en los mercados La Merced y Mesones: “Ahora contamos con bastantes empleados. (Generamos) empleos directos, empleos indirectos”, agregó.
Para cumplir esa meta fue fundamental la creatividad de su madre, quien le hizo pequeños cambios a algunos productos, los modificó, les cambió colores y luego empezó a hacer sus propias creaciones y sus propios adornos.
Informó que en su taller se realizan los adornos más tradicionales para las fiestas de México, como fiestas patrias, Días de Muertos, XV Años, bodas, bautizos, cumpleaños, entre otros: “El papel picado es uno de los objetos que no pueden faltar en la ofrenda mexicana, en los altares, mucha gente lo busca ya no solo por el Día de Muertos, sino para cualquier temporada”, subrayó.
Asimismo, anunció que en fechas recientes, el adorno ha sido muy buscado para las bodas: “A veces quieren la fiesta con temática mexicana, les ponemos los diseños con colores mexicanos, los nombres de los novios. Tenemos enramadas que cuentan las historias de los novios, desde dónde se conocieron, la fecha y eso le emociona a la gente”.
Lo anterior les ha permitido tener muchos nichos de mercado: “Aquí en Huixcolotla llega mucha gente buscando papel justamente en esta temporada de Día de Muertos. Tenemos distribuidores que llevan nuestro producto a todo México”.
De igual forma, los artesanos descubrieron la gran oportunidad que existe para llevar a Artemex a más partes de México y el mundo a través de una tienda virtual: “Tenemos nuestras plataformas digitales, Facebook, Amazon, Mercado Libre, nuestra página web, donde llegan clientes desde este país hasta cualquier parte del mundo”, detalló.
También cuentan con una sucursal en el centro de la ciudad de Puebla y su producción se realiza en serie para abastecer la demanda de sus clientes, incluso exportarla a los Estados Unidos. En ese sentido, ahora se sienten más afianzados y satisfechos por lo logrado, en especial, por las creaciones que tanto doña Nuvia Reynoso como las personas que le apoyan consiguen realizar.
“Si algo nos distingue es que nuestros diseños son originales y personalizados (...) Ahora nuestra misión es decorar con México momentos únicos”, dijo.
Día a día en el taller
En el taller de Artemex se observan mesas y en cada una hay una persona sentada en una silla que labora de manera afanosa. Frente a ella hay una placa de plomo que tiene encima paquetes de 50 o más hojas de papel china o un plástico engrapado.
En el resto de la mesa hay más de 100 cinceles de metal, del tamaño de un bolígrafo, con diferentes puntas: unos son afilados, otros anchos, algunos más pequeños y otros más angostos.
“Un dibujo sencillo puede requerir de 15 a 20 minutos y tenemos dibujos mucho más complicados, que son grandes, a veces nos piden rostros o nos piden plasmar un logotipo difícil que puede tardar todo un día o hasta dos elaborando una plana”, reveló Aldo Ángel.
Sin embargo, también hay máquinas que realizan los cortes y las figuras salen ya desfajadas, por lo que se realizan cadenas de barril o de panal, estrellas navideñas, entre otras creaciones. Aldo Ángel mencionó que el proceso inicia con el diseño. Antes esto se hacía a mano, a puro trazo de lápiz, lo que tomaba más tiempo. Actualmente, gran parte de los diseños se realizan a computadora, lo que permite agilizar la labor y reducir costos, además de que el cliente pueda visualizar el diseño y, de ser necesario, hacer cambios para no desperdiciar papel o plástico, según sea el caso.
En el siguiente paso se coloca la hoja con el diseño en la parte superior y debajo unas 50 hojas de papel china. Cuando las hojas ya están empatadas y bien alineadas, hasta arriba se pone una capa de plástico delgado, y todo se engrapa de las orillas para que no se mueva.
Esto va sobre una placa de plomo, material preferido por su suavidad en comparación con otros, ya que no daña las puntas de los cinceles con los golpes. Luego, poco a poco, se cortan las marcas y nace la forma de cada pieza de papel. Para la producción a gran escala se hacen suajes para hacer los cortes.
Para Reynoso Reynoso, en el proceso cada trabajador es una pieza fundamental: “Con la pandemia bajó nuestra planta laboral, se vio reducido a cinco personas”. Sin embargo, aclaró que la empresa se recuperó y regresó la plantilla de 30 empleados: “También tenemos entre 40 y 50 familias a las que les mandamos trabajos a sus casas y ellos (a su vez) generan trabajo también, trabajos indirectos”.
Cabe resaltar que en 1998 el gobernador Manuel Bartlett Díaz declaró, mediante un decreto, oficialmente a esa población como la cuna de esta artesanía y a ésta como Patrimonio Cultural del Estado de Puebla. Y no es para menos, ya que hay cientos de talleres que se dedican a ese oficio, incluso, se estima que 25 por ciento de la población labora en ellos: “Aquí en cada esquina te encuentras ese ruido del martillazo, de gente que está calando. Mucha gente se dedica a este oficio y muchos aunque no se dediquen, lo saben hacer”, explicó Aldo.
Los habitantes de ese municipio, uno de los más pequeños de la entidad y cuyo nombre significa “lugar de espinas encorvadas”, aseguran que el génesis de esta tradición se remonta desde la llegada de los españoles ya que ellos trajeron el papel china.
Otros más estiman que esta práctica nació en las haciendas en el siglo XIX, pues fue entonces cuando empezaron a inventar figuras con este material crujiente, delgado y colorido, que al principio se decoraban con sencillos cortes de tijera. Después este arte se perfeccionó y afinó con el uso de cinceles especiales para hacer cortes en el frágil papel sin dañarlo.
AFM