“Nosotros somos, Los Tigres del Bote”, así se identifica un peculiar grupo de músicos integrado por cuatro reclusos del penal preventivo de Puente Grande que amenizan con norteño las visitas al penal.
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La agrupación surgió hace cinco años como una necesidad de explorar su creatividad musical para olvidarse un poco del encierro, además de que algunos de los integrantes aprendieron a tocar los instrumentos aquí.
“Mi nombre es Jonathan, soy guitarrista y primera voz del grupo Los Tigres del Bote. Tenemos aproximadamente juntos como unos cinco años tocando; aquí me enseñé a tocar, comencé tocando el tololoche con personas que nos fueron enseñando a todos, e hicimos la agrupación ¡Los Tigres del Bote!”, dijo.
Aunque es poca la gente que disfruta de sus melodías, los integrantes del grupo le ponen toda la dedicación, ganas y estilo para tocar, ya que, aseguran, esta actividad es una forma de sentirse libres.
“Sientes que estás vivo, más que nada, esa es la respuesta correcta, se siente uno vivo, se siente uno que hace algo, algo importante, algo bueno”, aseguró Edgar, baterista y percusionista del grupo.
Entre el repertorio de estos peculiares músicos se encuentran canciones de Los Tigres del Norte, los Invasores de Nuevo León y cualquier corrido o norteña que el público les solicite, el fin es ambientar y pasar un buen momento.
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Arturo es el encargado del acordeón, lleva ocho años en el penal de Puente Grande. Está a sólo un año de terminar su condena y aunque nunca pensó tocar este instrumento, descubrió con él que la música es un escape al entorno deprimente que se vive en prisión.
“Primero fue un reto porque yo nunca pensé tocar el acordeón, yo veía que tocaban el acordeón y decía yo quiero tocar el acordeón, yo siempre fui guitarrista, siempre fue tocar la guitarra, estoy enamorado de la guitarra, para mí la música es el amor de mi vida. Me ayudó mucho a sobresalir de este lugar porque somos delincuentes, somos criminales, somos la orilla de la sociedad y vivir la orilla de la sociedad, con la orilla de la sociedad, es muchas veces deprimente y te llena de muchos complejos”.
Por su parte, Gerardo, quien toca el tololoche, no sabía tocar instrumentos musicales y ahora gracias a Los Tigres del Bote puede sacar dinero para poder mantenerse.
“La neta ahorita mi familia se siente orgullosa; mis hijos, mi esposa están muy orgullosos del trabajo que desempeño y pues, la neta sale una madre, pero no para mantener a la familia, pero no dejamos de ser un apoyo económico para ellos, ya genero dinero y cuando se junta una ronchita les ayudamos con algo, ya de perdida para que no gasten en sus pasajes o con la comida y toda esa vuelta que se avientan”.
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Mientras que Néstor, el nuevo integrante de la banda se unió a ellos por curiosidad y ahora le echa ganas junto con sus compañeros para amenizar las jornadas de visitas de los demás reos.
Es debido a su buen comportamiento y como una actividad de recreación que a modo de premio les permiten tocar los instrumentos.
MC