El Lago de Chapala, el cuerpo de agua más grande de México y fuente primordial de abastecimiento para el Área Metropolitana de Guadalajara, atraviesa un momento de paradojas: mientras se espera una recuperación significativa de su nivel en los próximos meses, un estudio de la Universidad de Guadalajara (UdeG) alerta sobre una crisis ambiental silenciosa que amenaza la calidad del agua que consumen millones de personas.
De acuerdo con Eduardo Juárez Carrillo, investigador del Instituto de Limnología y Sustentabilidad de la UdeG, las proyecciones para este año indican que el Lago de Chapala podría alcanzar el 48 por ciento de su capacidad a principios de junio, lo que representa un aumento del 12 por ciento en comparación con el año anterior. Para finales del temporal, podría alcanzar hasta un 65 por ciento de su nivel total, algo que no se había visto en los últimos años.
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¿Cómo le iría a Chapala en las lluvias?
Esta mejora se debe, en gran medida, a la influencia del fenómeno de La Niña, que está llegando a su fin. De acuerdo con Juárez Carrillo, esto permitirá que la región occidente de México tenga un temporal con niveles superiores al promedio. “Para el Lago de Chapala esto es una buena noticia”, señaló el investigador, explicando que se espera un incremento de entre 50 y 100 milímetros en las precipitaciones, alcanzando hasta mil 200 mm en la región.
Sin embargo, aunque el incremento en el nivel del agua es alentador, esto no significa que el lago recuperará su antigua apariencia. “No veremos el agua llegar hasta la iglesia de Chapala”, advierte Juárez Carrillo, en referencia a los niveles históricos que el lago ha alcanzado en décadas pasadas.
¿Qué pasa en el Lago de Chapala y las algas?
Pero no todo son buenas noticias. Un problema grave y menos visible ha comenzado a emerger en el Lago de Chapala: la proliferación de microalgas tóxicas en concentraciones alarmantes. Según el mismo especialista de la UdeG, el lago contiene actualmente hasta 15 veces más microalgas tóxicas de lo esperado bajo los estándares internacionales.
“En los estándares europeos, se considera problemático cuando la abundancia de estas algas sobrepasa los dos millones de células por mililitro. Nosotros estamos 15 veces por encima de ese límite”, advirtió Juárez Carrillo. Lo preocupante es que esta agua abastece a la ciudad de Guadalajara y no está recibiendo el tratamiento adecuado para eliminar estas toxinas.
El problema radica en que el SIAPA (Sistema Intermunicipal de Agua Potable y Alcantarillado), encargado del tratamiento del agua potable en Guadalajara, no está midiendo la toxicidad de las algas de manera eficaz.
SRN