Qué son los Corazones de Atole en León

Leyenda

Las leyendas de estos "Corazones de Atole" provienen antes y durante la época de los Cristeros.

Foto: Especial
Fabiola Rodríguez
León /

En León, existió algo llamado "Corazones de Atole", los cuales fueron pequeñas apariciones de figuras en forma de corazón y que la iglesia no reconoció como milagros, pero que mucha gente consideraba como “un aliento católico” para ellos.

Antes y durante la época de los Cristeros (1926 – 1929) en la ciudad, se tuvieron dichas apariciones; la primera manifestación de este tipo fue en diciembre de 1924, en la Cárcel Municipal, donde se cuenta que durante un desayuno en donde se celebraba las primeras comuniones de niños, uno de ellos derramó una taza de atole encima del mantel de la mesa.

El pequeño asustado por el miedo a algún castigo, comenzó a rezar a la figura del Sagrado Corazón de Jesús para que la mancha desapareciera, entonces, aquella mancha deforme empezó a formarse como un corazón perfectamente delineado.


Dicho mantel fue llevado a padres jesuitas que se encontraban en el Santuario de Guadalupe para buscar una explicación del “milagro”, tiempo después un obispo llamado Emeterio Valverde y Téllez, que estaba informado de lo ocurrido decidió que el mantel fuera colocado en un cuadro especial y alejado del público que curioso se aceraba a verlo, ya que para la iglesia no era permitido venerar solo al corazón, sino también a la figura Cristo.

Años después, durante el tiempo del conflicto cristero, se dieron más manifestaciones “milagrosas” con forma de corazones, los cuales seguían aludiendo al Sagrado Corazón de Jesús; uno de ellos fue en agosto de 1926 a una campesina de nombre Manuela Meléndez se le formó un corazón con el jugo de la carne en un papel.

La mujer al ser interrogada por el sacerdote Antonio Saldaña, expresó una súplica “corazón traspasado por la lanza, ten misericordia de nosotros para que nos vuelva el bien de la Santa Misa", tiempo después la mujer cambió de residencia y se dice que se le siguieron apareciendo corazones en piedra, en una tortilla y en una cazuela de barro.

En 1928 se aparecieron otros corazones en distintos lugares de la ciudad, uno fue en la pared de la casa de las señoritas Leal, ubicada en la segunda calle de Pino Suárez, por el lado de la calle la humedad empezó a trazar un corazón perfectamente formado.

A mediados del mes de septiembre de ese mismo año, en la tenería de un señor de nombre J. Guadalupe Núñez, se formó un corazón en la nata de una tinta de curtir. De igual manera, en el Coecillo se apareció uno de estos corazones en el mes de octubre, y al día siguiente fue visto por todos los vecinos.

Y cómo última aparición fue en el mes noviembre, en donde también se formó un corazón en un huevo frito, por lo que la familia decidió no comérselo.

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