Se quejan de basura en el panteón municipal Santa María

Ubicado en Real del Monte, el lugar de descanso de los muertos tiene escasos espacios para depositar basura y hierbas secas

Aureliano Torres camina en subida por la calle empedrada hacia el panteón Santa María. (Elizabeth Hernández)
Elizabeth Hernández
Mineral del Monte /

Aureliano Torres camina en subida por la calle empedrada hacia el panteón Santa María, en Real del Monte. Carga un ramo de flores de cimpazúchitl, manita de león y nube envueltas en papel periódico y se cubre -con una gorra- del sol que se asoma a las 9:30 de la mañana. 

"Vengo a ver a mis papás porque ayer con la lluvia no pude subir", dice, mientras sus zapatos se resbalan sobre la arcilla mojada ante el intento de caminar entre los angostos pasillos entre tumba y tumba, hasta llegar al lugar de descanso del señor Aureliano y la señora Ángela, ambos enterrados en el mismo lugar. 

Su tumba ya tiene flores y está limpia, "porque mis hermanos ya vinieron ayer", dice el anciano de más de 75 años. 

Sin embargo, no todas las tumbas de este panteón corren la misma suerte, sobre todo aquellas que están en el olvido porque es ahí donde los visitantes que vienen a ver a sus deudos en Día de Muertos, dejan los residuos naturales y basura inorgánica amontonada. 

"Siempre hay un basurero de pasto, bolsas y botes encima de las tumbas. El municipio se olvida de este lugar y nosotros pagamos 800 pesos cada 7 años para que el panteón tenga mantenimiento", asegura Agustina Hernández Hernández, quien con bastón en mano, llegó a limpiar las tumbas de su suegro, cuñados y de su hijo Jorge Alejandro, quien falleció hace 35 años a la edad de 10. 

Benito Borgolla también llegó este sábado al panteón para escombrar la tumba de su ser querido, "pero siempre encuentro basura pero no mandan cuadrillas de limpieza", dice, mientras sigue intentando juntar la maleza y la basura sobre una tumba escondida entre ramas y flores secas. 

"Siempre encontramos botellas de vino, plástico y de galletas. La gente que viene a ver a sus deudos también es muy cochina", exclama Edmundo Garnica. 

Durante el recorrido que hizo MILENIO por este panteón, se pudo ver que hay pocos botes de basura, lo que ocasiona que en diferentes puntos de este mausoleo se encuentren montañas de pasto seco, coronas de flores marchitas, así como botes de plástico y aluminio, en montones por diferentes zonas del lugar. 

"Nosotros acostumbramos a quemar esos montones de hierba, pero para enero o una época donde no haya humedad porque sino, no prende", aseguró Mario Flores Vargas, encargado del panteón. 

Señaló que un problema que tiene el panteón es que la gente olvida a sus muertos y "cuando vienen pues sacan toda la basura y la dejan por ahí. Nosotros damos mantenimiento, y ya luego quemamos la basura", insiste. 

En la entrada de este panteón llegaron este sábado más de 30 familias para visitar a sus difuntos porque ayer "se vino un aguacero desde temprana hora y ya no pudimos venir a verlos". 

Las tumbas que se encuentran en la entrada principal de este lugar están limpias y el pasto podado y existe un letrero -pintado a mano- que invita al público a no tirar basura. 

Uno más a su lado, más grande, en el que hay una reflexión sobre el olvido de las tumbas por el que los autonombran como "El Panteón de los Olvidados", en el que también conminan a los visitantes a recoger y limpiar el lugar de descanso de sus familiares que perdieron la vida, "porque esto es para ricos y pobres y el hoyo es parejo, no se escoge". 

"Es responsabilidad de cada uno. Nosotros venimos seguido a limpiar, sobre todo en tiempo de lluvias, pero la gente no entiende que este es un lugar de descanso y respeto por lo que hay mantenerlo limpio", aseguró Enrique Lazcano, mientras recolectaba la basura en una bolsa grande que se llevaría a casa. 

Otros más, con pala en mano, seguían aumentado el tamaño de las montañas de basura, en las que se asoman las puntas de algunas cruces que han quedado en el olvido. 

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