Recolección y disposición de desechos, el gran reto en Pachuca

La capital del estado enfrenta un severo problema por muchas y muy diversas circunstancias que van desde la insuficiencia de vehículos en operación para tal efecto, hasta la falta de civismo de los habitantes.

Continua problemática de la basura en Pachuca.
Alejandro Evaristo y Alejandro Reyes
Pachuca /

Una de las prioridades para cualquier centro poblacional es la prestación de servicios públicos por parte de la autoridad local: agua potable, alumbrado, seguridad pública, mantenimiento de la infraestructura urbana y la recolección de residuos, entre otros.

En el particular caso de la basura, la capital del estado enfrenta un severo problema por muchas y muy diversas situaciones que van desde la insuficiencia de vehículos para tal efecto, hasta la falta de civismo de los habitantes, como lo expresó para MILENIO hace unos días el secretario de Servicios Municipales, Erick Chávez Saldívar.


“Pasa el camión y a las dos horas ya sacaron más basura, ese es el principal problema, que la gente no respeta el horario matutino y vespertino; ese es el tema, pasan en la mañana y en la tarde otra vez sacan basura”.

El miércoles pasado incluso los legisladores locales hicieron un llamado a las autoridades de varios municipios, Pachuca de Soto entre ellos, para que implementen estrategias de recolección de basura ante la acumulación de desechos en las calles y banquetas.

“La Comisión Permanente de Fortalecimiento y Desarrollo Municipal exhorta a los gobiernos municipales a implementar estrategias no solo de recolección sino también de concientización a la población sobre el grave problema de depositar la basura en banquetas y calles”, sostuvo la diputada Rocío Jaqueline Sosa Jiménez.

Los desechos depositados en la vía pública se acumulan y, además del deplorable espectáculo que ello ofrece a propios y extraños, en la ciudad se generan focos de infección y, por si no fuera suficiente, con las precipitaciones pluviales las coladeras y desfogues llegan a taparse y provocar inundaciones. 

Por esa razón y ante las lluvias provocadas por diversos fenómenos meteorológicos en el país, uno de los primeros llamados del director de Protección Civil, Bomberos y Gestión Integral de Riesgos de Pachuca, Miguel Ángel Olvera Castelán, fue el pedir a la población abstenerse de tirar basura en la vía pública y evitar dejar material de construcción en las calles.

El problema lamentablemente no termina ahí. A la celda del relleno sanitario en El Huixmí, en la que a través de la empresa Profac se depositan entre 6 mil 500 toneladas y 7 mil toneladas mensuales de desechos sólidos de Pachuca, le resta una vida útil de apenas seis meses. Abrir una nueva será una decisión que habrán de tomar la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales de Hidalgo (Semarnath) y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa). 

De hecho, el 4 de junio esta última instancia informó sobre la clausura parcial temporal del relleno sanitario por incumplimiento ambiental a la Norma Oficial Mexicana (NOM) Semarnat-2003 y ordenó acciones correctivas en ese sitio de gestión de residuos sólidos: dar cobertura y compactación diaria a los residuos sólidos urbanos que ingresan al relleno sanitario, realizar la conformación de taludes con material con la granulometría adecuada para dar estabilidad, obtener la total cobertura de los residuos, instrumentar un sistema de control para erradicar la fauna nociva, terminar la construcción de los drenes para el desvío de aguas pluviales y llevar a cabo la ubicación y construcción de los pozos de monitoreo de acuíferos.

La otra visión 

Son decenas de trabajadores que cada mañana salen a las calles a barrer, limpiar y recoger los desechos que la gente arroja o abandona en las calles. Lo hacen a veces en pareja, especialmente en las zonas donde se generan más desechos, como el Centro Histórico por los cuatro mercados ahí ubicados: el Benito Juárez, el Barreteros, el Primero de Mayo y el Miguel Hidalgo.  

Sus herramientas son escobas, palas, recogedores y, regularmente, uno o hasta dos enormes tambos metálicos en los que depositan todo tipo de desechos, desperdicios y basura que encuentran durante los recorridos que hacen, en ocasiones hasta tres veces por día.

Humberto (no es su nombre verdadero), por ejemplo, sale de casa alrededor de las 4 de la mañana todos los días y se va caminando al trabajo. Se pone la vestimenta naranja con la que él y sus demás compañeros son identificados y empieza a empujar el carrito por la ruta asignada en Servicios Públicos municipales desde hace casi tres años.

Lo normal, dice, es hacer el recorrido dos veces por día, “pero en ocasiones lo hacemos hasta tres por la cantidad de basura que la gente deja en la calle”, aunque el problema no es solo por eso, también hacen falta más camiones recolectores, pero es culpa de la empresas que prestan el servicio.

Disfruta lo que hace porque gracias a este empleo puede llevar alimentos a la mesa en casa y atender las necesidades más apremiantes de la familia: “cómo no, cuando haces lo que te gusta ni se te hace pesado”.

A veces se lleva sorpresas porque luego dejan animales muertos y también se ha encontrado con fauna nociva, no solo aquella que arroja basura, sino también ratas, aunque no siempre es así porque ha corrido con la suerte de haber encontrado dinero, no mucho, pero alcanzó para los refrescos de él y su compañero, y hasta una pulsera de plata alguna vez.    

Otra de las mejores caras de su trabajo es cuando la gente les regala cosas. Dice que una vez le dieron una camisa y en otra ocasión unas botas nuevecitas, amén claro de alguna propina, agua y/o comida; sí, muebles también y, cuando es el caso, piden apoyo a los compañeros de los camiones para poder llevárselos.

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