Amplían seguridad en planta Cruz Azul; incidentes violentos afectan a economía

Las guardias en los accesos a la fábrica se reforzaron, especialmente junto al obelisco de los socios fundadores

Las habitantes de ciudad cooperativa Cruz Azul se sienten en una zona de incertidumbre. (Francisco Villeda)
Francisco Villeda
Tula de Allende /

Los trabajadores de la planta Hidalgo de Cruz Azul incrementaron la vigilancia en las instalaciones de la cementera tras los hechos violentos del lunes, a fin de evitar una irrupción de parte de grupos de choque.

Seguridad 

Luego del incidente del lunes, las guardias en los accesos a la fábrica se reforzaron, especialmente el que está situado junto al Obelisco de los socios fundadores, área que está bloqueada por una maquina revolvedora.

En ese sitio esperan las indicaciones de los directivos de la empresa, y en caso de algún incidente desde este punto convocarían con cohetones a la población de esta ciudad, para que acudieran de inmediato al lugar.

Esta dinámica la han implementado en todos los incidentes que se han presentado en los últimos años, por lo que es el punto en donde se han registrado varios enfrentamientos, los cuales han dejado muchas personas lesionadas y fallecidas.

Afectaciones

Las clases en los planteles educativos de todos los niveles en Cruz Azul y el área inmediata mantuvieron su suspensión este martes, pues los directivos escolares no tienen certidumbre aún sobre el retorno a clases a raíz de los incidentes violentos; por el momento las clases se realizan en línea.

El transporte desde Tula hacia Cruz Azul se normalizó, aunque muchos establecimientos permanecen todavía cerrados y se prevé que retomen actividades antes de que concluya la semana.

Amelia López, habitante de ciudad Cooperativa Cruz Azul admite que desde que inició el conflicto la situación económica de la comunidad va en picada. Antes, dice, era una localidad próspera con muchos servicios y por ende sus pobladores no tenían necesidad de salir a otros puntos.

Ahora sin embargo, la debacle es latente. El Centro comercial Cruz Azul, que es la tienda departamental de la cooperativa, ya está casi vacío, son cada vez menos los clientes pues los pobladores prefieren ir a otros municipios para hacer la despensa o comprar productos.

El auditorio ya casi no abre y las instalaciones deportivas también han limitado sus actividades. Hay tensión y esta ocasiona que la ciudad ya no sea atractiva para habitantes de otros municipios, quienes antes acudían para realizar sus compras o para actividades recreativas o de esparcimiento.

La zona centro de esta ciudad ya ha perdido su brillo, parece un área muerta, pues los locales de comida, de bebidas, han cerrado poco a poco debido a la falta de ventas por la tensa situación que ha enfrentado a las familias entre sí por los bandos que han elegido.

Quienes desean antojitos mexicanos, comida rápida o bebidas acuden mejor a la zona de la Loma y San Miguel Vindhó. Las opciones de diversión para los jóvenes también se han agotado poco a poco y eso repercute en la derrama económica.

Amelia dice que el conflicto por el control de la cementera ha acabado con esta ciudad, aislando a sus habitantes en una zona de incertidumbre, que antes fue de bonanza, de bienestar y de seguridad.


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