Familia en Cerro de la Cruz sigue con tradición de dar reliquia desde hace medio siglo

Don Gerardo explicó que su padre comenzó con la tradición y actualmente dice que con la reliquia alimenta hasta 400 personas.

Reliquia en el Cerro de la Cruz. l Manuel Guadarrama
Lilia Ovalle
Torreón, Coahuila /

Entre los callejones que en ascenso permiten llegar a lo más alto del Cerro de la Cruz, las familias continuaban los trabajos para realizar la comida que se entrega en honor a San Judas Tadeo, patrono de las causas difíciles y desesperadas, al que desde la noche anterior se le llevó mariachi y el día de su conmemoración la clásica danza de matachines, quizá el baile religioso más extendido entre los grupos indígenas y populares del norte del país.

Junto a su esposa Patricia Barrios, Gerardo Lechuga Sánchez comentó que la tradición en su familia abarca medio siglo cuando su padre, Martín Lechuga, decidió dar las gracias por los milagros recibidos. Si bien su padre decidió llevar las reliquias a los separos de la cárcel municipal ubicados en la prolongación Colón y posteriormente a los presos en el Centro de Readaptación Social de Torreón, la familia ahora considera que la fiesta religiosa debe ser compartida con los vecinos.

“La vamos a repartir en la colonia; como ya falleció él y yo decidí continuar la tradición, nosotros aquí le hacemos la fiesta para los vecinos; sale ese cazo lleno que tiene como unos sesenta kilos de carne. Mi esposa, yo y mis hermanos hacemos la reliquia. Hay gente que sí hace pidiendo la sopita y nosotros cooperamos entre la familia. Ayer empezamos desde las siete u ocho de la noche; los chiles los limpiamos una o dos semanas antes para que estén en este día pero empezamos a cocer la carne, a cocer el spaghetti y las sopas”.

Reliquia alcanza hasta para 400 personas

Don Gerardo dijo que el asado se hace el mismo día que se venera a San Judas y en suma se piensa que se puede alimentar hasta 400 personas. La tradición familiar obliga a los vecinos a traer su plato o su tupper, aunque eso muchas veces permite ver que los vecinos hasta ollas llevan para recibir una mejor porción.

“Unos traen su platito y otros su cacerola. Hoy le damos de comer a los que alcancen y este año se agradece que ayuda todo el año y cuando tenemos problemas difíciles le pedimos que nos ayude: en nuestro trabajo, en la enfermedad y que proteja a nuestra familia y hasta a los vecinos cuando están malitos, también oramos y le pedimos su ayuda. A San Judas desde ayer en la tarde comenzamos a venerar.

A las doce vino el mariachi a tocarle sus mañanitas y tiramos cuetes y dimos una cenita a la gente que vino a acompañarnos y se quedó un rato a velar; les dimos chocolatito con su pastelito y hoy le hacemos su danza. Vamos juntando y comprando poco a poco para que no se nos haga pesado".

aarp


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