Desde hace 23 años, cada dos de noviembre la familia Camacho ofrece la tradicional reliquia en honor a la Santa Muerte, en el altar ubicado en la colonia Fidel Velázquez, mejor conocida como "Chapala" de Gómez Palacio, a donde arribaron familias y devotos del sector, sus alrededores y hasta de de otras partes del país.
Carmen Camacho López fue la encargada de montar un altar permanente a las afueras de su hogar, sobre la calle Armando del Castillo Franco, donde dice, todos los que veneran a la Muerte son bienvenidos y considera que al paso de los años son más las personas que creen en sus milagros.
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“Tengo ya más de 23 años que soy creyente de la Santa Muerte luego que mi padre, José Camacho, me enseñó lo que representa esta imagen. La Santa Muerte es un ángel mandado por Dios, es la que vendrá por nosotros, de todos los que estamos aquí y es la única figura que veremos al morir y nos guiará a donde debemos llegar”, agregó.
La celebración inició desde la noche del primero de noviembre con música, a la medianoche llegaron los mariachis para entonar las mañanitas y otros clásicos, mientras que desde el mediodía del Día de Muertos la danza y los rezos al altar no se hicieron esperar, con el sonido del tambor y el colorido de la Danza Azteca 'Cihuacuatli' que amenizó la tarde previo al rosario y a la repartición de la reliquia.
La señora Carmen asegura que hace dos décadas eran pocos los santuarios dedicados a la Muerte en La Laguna, por lo que no dudó en brindar un espacio de la fachada de su casa para instalar un lugar para recibir a los que tuvieran la misma creencia, con lo que se convertiría en uno de los primeros altares de este tipo en Gómez Palacio.
Señaló que la devoción de la mayoría de las personas hacia la Muerte surge de los milagros y los favores que ha concedido, además reiteró que es una figura adherida al creador, por lo que no debe relacionarse con la maldad.
“Ha venido gente enferma y le he echado la mano de la Santa Muerte para ayudar a curar a las personas que se lo piden, las cuales vuelven y agradecen por lo recibido. Al principio como que los vecinos se asustaban, pero poco a poco empezaron a conocer y a creer”, recordó.
En la tarde previa al dos de noviembre, se ofreció comida a los asistentes tempraneros que no quisieron perderse ni un detalle de la fiesta que reunió a creyentes y algunos curiosos.
Ya para el mero día, el sonido de la danza daba aviso a los alrededores que se trataba de una reliquia más, en tanto, en esta ocasión no fue para algún santo tradicional.
El aroma del incienso se percibe a varios metros del altar, una imagen de la Santa Muerte de tamaño real y una más pequeña, con su imponente vestido negro y el mundo en sus manos, rodeada de más de cien veladoras con su imagen, arreglos de flores, comida, frutas e imágenes de personas que ya no se encuentran en este plano y a sus alrededores gente sentada en la sombra, mientras otros se hincaban luego de encender una vela.
Luego de la repartición del platillo de reliquia a los presentes y a los que se acercaban con tu respectivo tupper o recipiente, la fiesta siguió con la música de la Banda Toro y la amenización del Dj Polendo Show, a pesar de ser una celebración que no reúne al mismo número de personas que otros santos, los vecinos señalan que cada año acude más gente a celebrar.
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