La pandemia de covid-19 hizo evidente que todos los integrantes de la sociedad y de la comunidad universitaria enfrentan la misma tormenta, pero no todos están en el mismo barco.
Rocío Ramírez Rodríguez, madre, investigadora y docente en Ciencias Ambientales y Desarrollo Sustentable de la Universidad Iberoamericana Puebla, explicó que las dificultades aumentaron en medio de la pandemia y ahora, los estudiantes presentan menores niveles de atención, ante lo cual se requieren nuevas estrategias para los procesos de enseñanza-aprendizaje.
“La pandemia nos dejó una parte evidente bastante dura. Nos hizo ver que todos estábamos en la misma tormenta, pero no en el mismo barco. En el caso de las mamás que trabajamos, sí nos tocó que tiene uno que estar trabajando, en el caso de mi bebé que tenía poquitos meses cuando llegó la pandemia”, apuntó.
Ramírez Rodríguez recordó que, durante la pandemia, combinó sus roles como madre y como docente, de tal forma, que en algunas reuniones o participaciones en foros y congresos virtuales, se vio obligada a encabezar sus ponencias y, al mismo tiempo, cuidar a su hijo.
“Estar en conferencias o estar en reuniones con mi bebé a un lado. Afortunadamente, mi jefe fue muy accesible. Entonces, hay otros lugares en donde se dice que el papel de madre queda un lado. Aquí pude tener las dos maneras sin problemas para estar en una reunión con mi bebé en ese momento y, obviamente, fueron retos muy grandes porque en las mañanas era para cuidar a mi bebé y en la noche es estar trabajando para sacar todos los pendientes”, explicó.
En entrevista para MILENIO Puebla, Rocío Ramírez Rodríguez, quien actualmente funge como jefa del Laboratorio de Microalgas y biomasa vegetal, en el cual se ha encargado en la formación del cepario de microalgas y en la búsqueda de biometabolitos, explicó que ser madre y docente representan altas responsabilidades y, en ambos casos, se alcanza el grado de ser guías y ejemplo de los hijos y de los estudiantes.
“Madre representa muchísima responsabilidad de guiar a una persona en este planeta y como profesora, también, es ser parte de guía para muchos otros estudiantes y todas nuestras acciones sirven como ejemplo (…). Para mí, ser mamá es una muy bonita experiencia. La vida no te entrena para eso, no hay educación para ser madre”, apuntó.
En el rubro de la docencia, Ramírez Rodríguez destacó que los alumnos ya no son los mismos a los que se tenían antes de la pandemia porque ahora, se distraen con mucha facilidad ante lo cual, se requieren clases más dinámicas.
“Los alumnos ya no son los mismos. Nos exigían los mismos alumnos y regresar a la presencialidad, pero se quedaron tanto en la parte virtual que ahora les cuesta un poquito de trabajo tomar el hilo en la presencial. Como docente, uno busca estrategias para que ellos vuelvan a tomar atención”, comentó.
Señaló que, entre las estrategias que implementa para mantener la atención de los estudiantes consiste en trabajar en los laboratorios, lugares ideales para despertar la creatividad en los alumnos.
“A mí lo que me gusta mucho es el laboratorio. Yo creo que la parte de los laboratorios es la parte donde los alumnos despiertan esa creatividad. Tienen muchos conceptos en teoría, pero no lo saben aplicar. En los laboratorios, trato de involucrarlos en proyectos y qué tipo de coas que se saben, se pueden aplicar en un proyecto”, añadió.
La bióloga y maestra en Ciencias por la Facultad de Ciencias de la UNAM, donde obtuvo la medalla al mérito universitario, recordó que su llegada a la docencia llegó días después de su graduación de la licenciatura.
“Soy bióloga, soy egresada de la Facultad de Ciencias de la UNAM y entrar a la parte docente no fue planeado porque yo tenía como dos días de haberme titulado de nivel licenciatura y llegó la oportunidad de dar clases. La verdad, me daba un poco de miedo sobre todo porque los estudiantes son como muy estrictos en los sistemas de enseñanza. Dije que sí podría hacerlo”.
Al mismo tiempo, la autora y co-autora de diversos artículos arbitrados y de capítulos de libros, explicó que, en el marco del Día del Maestro, el mejor regalo consiste en que los estudiantes apliquen sus conocimientos en la solución de problemas.
“El que mis estudiantes regresen cuando terminan su licenciatura y me enseñen sus títulos. La verdad es que es muy grato. Cuando me dicen “gracias a ti, aprendí muchas cosas y te vengo a enseñar mi título”. Eso es muy bonito”, expresó.
AMF