El trabajo de los rescatistas con el equipo de los Kayaks fue esencial para rescatar a cinco personas de la tercera edad en el desastre del Río de Tula y brindarles apoyo a las mascotas en los municipios afectados del Valle del Mezquital.
El médico Víctor Hugo López Alfaro, oriundo de Ixmiquilpan, auxilió el pasado 7, 8 y 9 de septiembre en la búsqueda y rescate de personas adultas mayores en situación de vulnerabilidad ante la inundación.
También rescatista y especialista en Protección Civil, López Alfaro cuenta con certificaciones de rescate aéreo y estructuras colapsadas durante terremotos por la Universidad Texas.
En 2017 auxilió en el terremoto de septiembre en la Ciudad de México en el Colegio Rébsamen; en 2019 apoyó en la explosión de Tlahuelilpan y en el incendio del hospital de Ixmiquilpan.
¿Cómo te enteras del desastre natural de Tula?
En la madrugada del día martes 7 de septiembre las notificaciones de mi celular me despertaron. Los mensajes eran sobre una inundación por el desborde del río de Tula, las personas no mencionaban la ubicación; la región entera no tenía señal; más tarde mi compañera de brigada Ariana Sosa me alertó sobre la ubicación y la magnitud del desastre, así que de inmediato nos preparamos con nuestro equipo y los kayaks.
Como voluntario, ¿fue sencillo tener acceso para colaborar?
Al llegar nos pusimos a disposición del Ejército. Al explicar nuestro propósito el acceso fue rápido. En conjunto con rescatistas del Ejército, Protección Civil y algunos civiles acudían a llamados generales. Nuestro objetivo era dirigirnos a un sector muy específico: adultos mayores en condiciones de vulnerabilidad.
¿Cómo es el proceso de rescate?
La primera respuesta son los involucrados y las autoridades que incentivan a evacuar a la población; la segunda es la respuesta de los especialistas, la acciones: la revisión de fugas, los técnicos en urgencias atienden a lesionados que llegan a tener un accidente al evacuar; el rescate aéreo y en esta etapa existirá los reportes puntuales, a esto le llamamos respuesta estratégica.
Posteriormente existe un tercer tiempo de respuesta, las autoridades en la zona de desastre identifican y separan a los voluntarios según su capacidad técnica, el equipo con el que cuentan y la documentación que respalde su experiencia. ¿Te imaginas cuánto pesa un traje de bomberos, mojado y siendo arrastrado por el agua?
¿Contaban con algún material en específico?
Sí, los kayaks. No son la mejor opción para hacer un rescate, pero sí para búsquedas técnicas, ya que son silenciosos y pueden entrar en espacios muy estrechos.
¿Cómo colaboraron en conjunto con el Ejército?
Una vez que localizábamos a alguien en esas condiciones, dábamos aviso al Ejército para que ellos realizaran el rescate de traslado.
Era importante considerar que algunas personas llevaban ya mucho tiempo mojadas y era necesario acelerar la búsqueda antes que se hiciera más tarde con el fin de disminuir la posibilidad de hipotermia. Por nuestra parte el equipo consta de una primera capa de neopreno completo, chalecos de flotación térmicos, botas de barranquismo, casco, embarcación, remos y cuerda de rescate, que en conjunto nos ayudan a mantenernos a temperatura saludable y con un desplazamiento ligero.
¿En qué otros municipios auxiliaron?
Los siguientes dos días acudimos a llamados de la población en el Valle del Mezquital donde la solicitud más recurrente fue rescate de mascotas, la tarea resultó más difícil de lo que esperábamos, ya que los animalitos asustados no se acercan con facilidad a alguien desconocido que se aproxima a su territorio, así que fue más fácil acercarles comida y agua que evacuarlos.
Cuando llegaron al municipio de Ixmiquilpan, ¿cuál era el panorama del desastre?
Llegamos a Ixmiquilpan ya caída la noche, no había caras de miedo; percibimos una aguerrida disposición por parte de la población de combatir el problema, era otro panorama muy distinto que al del Tula. Ya tendrás conocimiento de cómo es la gente de mi pueblo.
Cerca del Puente de Piedra, en avenida Progreso, los vecinos pusieron barreras de costales de arena, montaron puntos de guardia para monitorear el comportamiento del agua.
Jorge Franco, mi vecino y amigo, me explicó que las guardias vecinales serían capaces de detectar el comportamiento del agua. Si las fogatas se iban apagando significaría un comportamiento agresivo del agua, por lo que se tocarían las campanas para una evacuación más extensa hacia los puntos más altos.
Cada guardia tenía una fogata a metros de donde el agua había invadido la calle, misma que podría observarse desde las partes más altas de la colonia Progreso y El Oro.
Mientras en Tula tenían todos los reflectores, en el Valle de Mezquital era diferente, la ayuda por parte de las autoridades no era la misma pero la población se unió y enfrentaron positivamente el desastre natural.
Nos queda claro que una comunidad, como el Valle del Mezquital que históricamente está relacionada al sufrimiento de los pobladores, resulta más fuerte, unida, más enérgica, para resolver las peores complicaciones a las que pueda enfrentarse.
Al día de hoy, que se sigue en las tareas de remoción de escombros y limpieza, cada ixmiquilpense permanece sin descanso en el ejercicio del deber humanitario.
¿Tuvieron algún percance mientras auxiliaba a las personas de la tercera edad?
El más difícil ocurrió en una avenida que tenía un carro volcado justamente frente a la puerta de una persona de la tercera edad de género femenino de más de 80 años; desafortunadamente solo pudimos acercarnos a 20 metros porque la calle se convirtió en un caudal que aunque no era muy rápido se hizo un remolino entre el carro y un poste frente a la puerta de la señora. Ahí nuestro compañero Francisco Maya de CANRIDH (Perros de búsqueda y rescate) solicitó apoyo para avance de la unidad tipo UNIMOG de la Conagua; se acercaron y sus enormes llantas desviaron el curso del agua mientras personal militar llevó a cabo el rescate con éxito a pesar de un escenario muy complejo.