Desde hace 18 años, el basurero de Picachos en el municipio de Zapopan ha sido una fuente constante de contaminación para las comunidades aledañas. Los líquidos generados por la descomposición de la basura han traído consecuencias devastadoras para el medio ambiente, puesto que al desembocar en el río Milpillas, han afectado la flora y fauna de seis poblaciones cercanas.
La situación se ha convertido en un problema crónico que ha afectado la calidad de vida de los habitantes, quienes ahora exigen a las autoridades una solución definitiva.
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Rubén Castro Estrada, uno de los pobladores afectados directamente por esta contaminación, describió cómo los residuos del tiradero han alterado el entorno natural y la vida de los pobladores. Además, mencionó que los animales domésticos también han sido víctimas de la contaminación.
"Nos ha afectado en árboles y en los animales que hay silvestres, en lo del agua, que era agua para tomar y había pescado y todo eso, y en el aire porque a veces llega hasta los olores acá, en el tiempo de secas como que se evapora. Pero allá a unos amigos de allí hacia abajo se les ha muerto ganado y caballos porque han tomado el agua de allí", relató Rubén.
Rubén, quien se dedica a la cría de animales y al cultivo de limones, ha visto cómo su trabajo se ha visto afectado debido a la contaminación del río y por ende al agua contaminada. De esta forma los cultivos que antes eran una fuente de ingresos y de vida para la comunidad, han sido arrasados por la contaminación proveniente del basurero.
A pesar de que la muerte de cultivos y ganado es evidente, las autoridades insisten en que la situación está bajo control. Rubén criticó la falta de compromiso de los funcionarios, quienes aseguran que el agua está en condiciones aptas para el consumo. De igual forma, relató un episodio en el que un presidente municipal se rehusó a beber el agua del lugar, a pesar de haber afirmado que era segura.
"Un día a un presidente se le ofreció cuando dijo eso, se le ofreció agua, un vasito de agua y no lo quiso tomar. Ahí está la prueba, él solo se desmintió en cuestión de minutos", comentó Castro.
Aunado a esto, la actitud de las autoridades ha cambiado respecto al acceso al basurero. En el pasado, se permitía a los pobladores inspeccionar el sitio, pero eso ya no es posible.
"Antes nos dejaban entrar a ver el basurero y el cochinero, pero de ahora no nos dejan entrar, que por seguridad, pero pues ahí hay gente que vive ahí. No creo que les interese, porque si les interesara, no estuvieran echando lo que están echando, lo que arrojan al agua", expresó Rubén.
Rubén y otros pobladores han llegado a la conclusión de que la única solución viable para frenar el daño es el cierre definitivo del basurero de Picachos.
"Yo pediría que lo quitaran y que le dieran mantenimiento porque siguen arrojando lixiviados y es pura falsedad que dicen que está bajo control pero no es cierto", añadió Rubén.
Los efectos de la contaminación son cada vez más devastadores, y la población está perdiendo sus medios de subsistencia. La situación en Picachos es un claro ejemplo de la falta de responsabilidad y de la desatención por parte de las autoridades hacia las comunidades más vulnerables. Los pobladores continúan luchando por su derecho a un ambiente limpio y a una vida digna, mientras las autoridades se mantienen al margen del problema.
MC