“Me pierdo cumples de mi chiquito; ni modo, a trabajar”

Crónica

Operadores de tractocamiones foráneos señalan que tienen que esperar hasta tres días para cargar gasolina en refinería Francisco I. Madero.

Transporte de combustible en refinería Francisco I. Madero. (Sergio Sánchez)
Pablo Reyes
Ciudad Madero /

El intenso calor con sensación térmica de más de 35 grados es lo que soportan camioneros que transportan combustible hacia diversos estados de la República desde la refinería Francisco I. Madero.

Su estadía en Ciudad Madero, se ha prolongado de dos a tres días las situaciones que aún desconocen, aunado al incremento de requisitos solicitados para poder acceder al llenado de sus pipas.

La zona sur de Tamaulipas, vive los días más calurosos del año aún antes de la canícula. La humedad en el ambiente propicia que el calor sea sofocante.


En la zona conocida como "la llevadera" prevalecen los conductores de camiones. Recostados sobre sus asientos esperan a ser llamados para completar el trabajo que les fue encomendado.

Los rayos del sol en lo más alto del cielo, pega directo sobre la plancha de concreto donde tienen estacionadas las unidades. Prácticamente están encerrados en una cápsula de aluminio en la cabina.

Mientras sufren por el intenso calor, recuerdan que no han visto a sus hijos en dos o tal vez tres días. Los han estado esperando en casa y nunca llegan a cenar. Refieren que sus hijos pequeños no entienden sobre el trabajo y los esperan con ansias.


Las lágrimas ruedan en el rostro de los menores durante las videollamadas que realizan. Dónde los padres no tienen más que decir "pronto nos vemos y te llevo a jugar fútbol".

“Tengo a mi hijo chiquito, ellos son los más resienten, ya me ha tocado que me pierdo su cumpleaños, pero ni modo, tenemos que trabajar. Lo que si no tiene perdón es el calorón y sin poder aventarme una cheve”, dijo uno de los trabajadores del volante visiblemente asoleado.

Por estar al pendiente, no pueden despegarse de los camiones, han pasado más de 48 horas encerrados en el mismo lugar, comiendo cualquier cosa que se encuentre al alcance. Los sándwiches que traían ya se terminaron.


“Yo me aventé dos días, pero ya me toca pasar, yo creo máximo una hora y ya estoy fuera. Ya tenía mucho que no había retrasos, pero no nos dicen por qué, solo que tenemos que esperar”, señaló otro operador en la fila.

Las filas son extensas y rodean la barda de la Terminal Marítima Madero. Sin importar cuánto combustible se gaste, los choferes optan por subir ventanas y subir al máximo el aire acondicionado.

Quienes no tienen polarizados los vidrios, pegan periódico en las ventanas para hacer sombra y que el frío pueda surtir efecto. En la puerta principal de acceso para cargar las pipas, hay puestos de venta de agua y comida. Han hecho las ventas del mes tan solo con dos días de retraso para cargar el combustible.

SJHN

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