San Miguel Tenochtitlán, la disputa por un arcángel en Jocotitlán

Especial de Fin de Semana

La polarización se ha provocado por la presunta intención de un sacerdote en transformar y suprimir tradiciones que los habitantes han realizado por varias generaciones.

En esta comunidad son devotos a San Miguel Arcángel. | Fotos: Mario Benítez
Jocotitlán /

San Miguel Tenochtitlán es un pueblo dividido por motivos religiosos. Ubicado en la zona norte del Estado de México, perteneciente al municipio de Jocotitlán, esta comunidad se encuentra en medio de un conflicto derivado de la polarización que ha provocado la presunta intención de un sacerdote católico de transformar y suprimir tradiciones que los habitantes han llevado a cabo a través de varias generaciones.

El conflicto comenzó en septiembre de 2021 cuando el sacerdote Hilario Alejo Lovera, titular de la parroquia de San Miguel Arcángel, Tenochtitlán, intentó prohibir en el marco de la fiesta patronal del 29 de septiembre, la elaboración del nicho de cempasúchil y palomitas de maíz que se realiza desde hace más de 100 años, argumentando la presencia de la pandemia y que la flor afectaba a la imagen. Lo anterior fue rechazado por los mayordomos, que se han encargado durante décadas de salvaguardar la tradición y finalmente lograron elaborar el nicho y albergar en él la figura tallada en madera del Santo Patrón.

El problema creció el 15 de octubre de 2021, cuando el párroco realizó una designación de Coordinadores de Mayordomos, sin tomar en cuenta el sistema tradicional de cargos existente hasta 2019, siendo relegadas varias personas que históricamente han participado en la organización de las fiestas.


Por ello, un grupo de mayordomos y feligreses comenzaron a recabar firmas para pedir la remoción del presbítero, logrando conseguir más de mil rúbricas de apoyo en dos días, las cuales fueron anexadas a un documento dirigido al obispo de la diócesis de Atlacomulco, Juan Odilón Martínez García, en el que se le explicaba la situación que estaba ocurriendo en la Parroquia de San Miguel Arcángel, Tenochtitlán.

En el documento entregado se acusa al sacerdote Hilario Alejo Lovera de atentar contra la permanencia de las tradiciones de la comunidad para realizar sus fiestas religiosas, realizar la designación de coordinadores de mayordomos que no residen en la comunidad y no fueron elegidos en asamblea, amenazar con suprimir la sede parroquial, promover la remodelación de la iglesia sin el consenso comunitario y sin existir certeza de autorización por parte del INAH, residir fuera de la sede parroquial, así como realizar ofensas, hostigar e intimidar a la comunidad de feligreses.

Don Leonardo López Flores, mayordomo de la festividad del 8 de mayo, afirma que el problema se deriva de la intención del Sacerdote Hilario Alejo al imponer a un grupo de personas al frente de la organización de las festividades, quienes desde su punto de vista, carecen de la legitimidad popular y que están de acuerdo en cancelar las tradiciones que por años se han llevado a cabo y que además apoyan la intención del párroco para hacer obras dentro del templo a pesar de ser un edificio histórico construido en el siglo XIX, para lo que se requieren de asesoría y permisos especiales por parte del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).


“Nosotros no queremos confrontación, lo único que pedimos es respeto a nuestra fe, a nuestras costumbres y tradiciones. El sacerdote dijo tener permiso del INAH, lo cual era una mentira”, afirma Don Leonardo, quien recibiera el cargo de su padre para continuar con una fiesta que ya cumple casi 75 años.

El 3 de diciembre de 2021 se llevó a cabo una reunión en el Seminario Mayor de Atlacomulco, encuentro convocado por el obispo de Atlacomulco que tenía como finalidad la búsqueda del diálogo y la conciliación entre Hilario Alejo Lovera y representantes de mayordomías y comunidad de fieles de San Miguel Tenochtitlán, pertenecientes a la Parroquia de San Miguel Arcángel.

La reunión fue presidida por el vicario General Elías Valencia Plata, el secretario Canciller Miguel Ángel Carrillo Nieto, y el vicario Judicial Bonifacio Martínez Torres, por parte del gobierno del Estado de México, el titular de la Unidad de Asuntos Religiosos, Pedro Mena Alarcón.

El grupo inconforme solicitó la intervención del gobierno estatal para evitar un posible conflicto social y garantizar la seguridad de la población, ante el clima de tensión provocado por acciones de hostilidad, intimidación y difamación durante la celebración de misas, visitas domiciliarias, así como a través de la difusión de mensajes y videos en redes sociales por parte del sacerdote y de quienes lo respaldaban.


En el encuentro los representantes del obispado, el sacerdote y los asistentes establecieron varios acuerdos, entre los que destacaban el respeto a la organización de mayordomos, la cancelación de los nombramientos hechos por el sacerdote, así como la realización de sus festividades respetando sus costumbres y tradiciones, pero señalan que los acuerdos no tardaron en romperse. Los puntos pactados durante el encuentro del 3 de diciembre tampoco fueron definidos por escrito en el acta que se había requerido.

“El sacerdote pidió perdón y se lo dimos, pero nos sigue agrediendo, para él no somos buenos cristianos, ni dignos de llevar el cargo”. Asegura que todos los sacerdotes que estuvieron antes respetaron las tradiciones del pueblo y que el INAH es la única institución que puede dar un dictamen técnico sobre el estado de conservación tanto de la imagen como del templo.
“El nicho de flores lleva más de 120 años haciéndose y nunca le ha pasado nada a San Miguel”. El INAH ya realizó una visita de inspección el pasado 20 de abril, pero hasta ahora el dictamen no ha sido entregado al pueblo.

Durante los días 7 y 8 de mayo de 2022, los mayordomos junto con pobladores siguieron adelante con la organización de la festividad, las cuales terminaron con procesiones multitudinarias por las calles de la comunidad.

Además, indicaron que durante la celebración del 7 de mayo, el párroco insistió en llamarlos “fanáticos”, por lo que algunas personas decidieron levantar la voz y pedirle respeto a las tradiciones y a su fe.


Cabe mencionar que se pidió una entrevista al sacerdote Hilario Alejo Lovera para que expresara su postura ante el conflicto, pero hasta el momento no ha habido respuesta.

Por lo pronto el conflicto está latente, San Miguel Tenochtitlán es un pueblo que está lleno de fe… pero dividido.

Colaboración especial de Mario Benítez

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