Los contaminantes emergentes en el agua como fármacos, compuestos perfluorados, hormonas, drogas de abuso, y productos de cuidado y de higiene personal, son los más peligrosos para el ser humano y están presentes en los afluentes de la Cuenca del Alto Atoyac.
Genoveva Rosano Ortega, directora de la Facultad de Ingeniería Ambiental y Desarrollo Sustentable de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (Upaep), destacó que, en medio de la pandemia de covid-19, se registró un aumento de los contaminantes emergentes en los ríos de Puebla, en particular, en el Atoyac y el Alseseca.
Restos de medicamentos que los médicos recetaron para los pacientes de covid-19 como el ibuprofeno, antiinflamatorio no esteroideo, que permite bajar la fiebre y aliviar dolores leves como dolores de cabeza, dolores musculares, artritis, cólicos menstruales, molestias del resfriado común, dolores de dientes y dolores de espalda, ya se registran en las aguas residuales que llegan a los ríos poblanos.
“Se presentan contaminantes, inclusive emergentes. Los contaminantes emergentes son los medicamentos que desechamos a través de la orina o heces fecales. Durante la pandemia, también se detectó que la población desechó medicamentos como ibuprofeno que en medicina son para controlar temperatura. De forma adicional, se detectaron algunos medicamentos muy específicos”, apuntó.
Comentó que, de forma adicional, se detectaron nuevas clases de contaminantes emergentes: los nano-materiales, es decir, los que están basados en carbono y en metales, los cuales, se han detectado en aguas residuales de origen doméstico.
Ante la presencia de los contaminantes emergentes en los ríos de Puebla, los investigadores de la Upaep están trabajando en proyectos para analizar el impacto que tendrá en la salud de las personas.
“Se está estudiando el impacto que pueda tener la presencia de contaminantes emergentes en aguas residuales. Al final, pueden llegar al riego de ciertos cultivos y luego regresar a nosotros. Yo no me preocuparía de la contaminación habitual, vamos a hablar de la materia orgánica o inorgánica que conocernos, sino más bien por los contaminantes emergentes. Desconocemos el impacto negativo de los contaminantes emergentes”, apuntó.
La especialista resaltó que existe la posibilidad de que ante una mayor presencia de contaminantes emergentes en ríos y en las aguas residuales, se puedan detonar más casos de enfermedades como el cáncer.
“Si nosotros concatenamos los casos de cáncer en niños, Puebla está registrando una alta incidencia. Entonces, algo está pasando en nuestra alimentación, algo está pasando en nuestro entorno. Todavía no hemos entendido las repercusiones. Estamos en tiempo de pandemia y veremos las repercusiones en la salud y en otros aspectos”, destacó.
En medio del aumento de contaminantes, la investigadora destacó que las personas están viviendo una época en donde se están generando una cantidad de residuos nunca antes vista y una apatía ambiental.
“Hay una apatía por todo lo que está sucediendo en nuestro entorno y que tienen que ver con las políticas públicas y las situaciones que se están presentando actualmente con la pandemia. Son los hogares los que mayores recursos demandan, servicios y productos, seguidos por las empresas y después los gobiernos, por ello, las personas desde sus casas son las responsables del impacto negativo ambiental en alrededor de un 80 por ciento”, finalizó.
CHM