“¿Cómo puedo seguir viva?”, fue la pregunta que se hizo Atala Rodríguez tras la muerte de su hijo, Jesús Haxel, mejor conocido como SIC en el mundo del grafiti; el 1 de marzo de 2019, el diseñador gráfico de 18 años falleció en un hospital de Chimalhuacán, donde fue a parar tras recibir una golpiza.
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Rodríguez encontró respuesta a su pregunta – y a su dolor – tras el velorio, estando a solas en el cuarto de su vástago: al ver sus bocetos y sus botes de pintura, “desde ese momento decido pintar por él, porque muchas veces me dijo que amaba el grafiti”.
Un integrante del crew XZW (Xtrema Zona de Warriors), del que formaba parte Haxel, fue el que la guió por los muros de la Ciudad de México.
“Eran las 10 de la mañana sobre Avenida Zaragoza, ahí por los cines, y él se sube a pintar. Ya cuando acaba nos pasamos del otro lado porque venía una patrulla, y ahí me dice ‘Ahora usted va de ese lado’, y él la traza y luego yo empiezo a rellenar. Ahí fue que me motivé”, cuenta la grafitera de 50 años a MILENIO sobre esa primera vez que llenó una pared de pintura.
Así las siglas de Sistema Igual a Corrupción volvieron a aparecer en las calles.
“Me da gusto que sus pintas sigan vivas. Ahí sobre Texcoco hay muchas que ya volaron (otro grafitero o el propietario del muro las tapó), pero trato de ir para volverlas a armar, poner al SIC otra vez”.
En la mayoría de sus grafitis, Jesús plasmó la leyenda ‘Mamá, te amo’. Por eso ahora Atala, a cada pinta, le agrega ‘SIC, te amo’.
Estaba irreconocible
La mañana de ese sábado fatídico, Atala y su hijo se despidieron de forma muy cariñosa. En ese entonces ella trabajaba diario, del alba a la madrugada, “porque estaba pagando una casa que era para él”.
Al otro día, domingo, Atala llegó temprano a su hogar y no vio a Haxel, pero no se sobresaltó porque los fines de semana “por lo regular llegaba a más tardar a las 11 de la mañana”. Pero cuando el Sol se ocultó pidió ayuda para encontrarlo.
Primero recorrió la zona de La Montada, en Iztapalapa, pues Haxel le dijo que por ahí iba a ser la fiesta. Luego, con el apoyo de los integrantes de XZW, recorrió varios hospitales. La búsqueda se prolongó hasta las 5 de la mañana del lunes: “No recuerdo no quién me la mandó, pero me llega la imagen de que estaba en el hospital, el 90 camas (en Chimalhuacán), con golpes”.
“Entré a verlo y estaba irreconocible: tenía golpes en la cabeza, le colapsaron el pulmón, le rompieron costillas y toda su cabeza mal, y un tubo en la garganta porque, por lo mismo que le colapsó el pulmón, no podía hablar. Y estaba dormido por los golpes del cerebro. Ni lo habían limpiado, estaba todo lleno de sangre”, rememora Rodríguez.
Jesús Haxel estuvo 15 días hospitalizado; el 1 de marzo de 2019 falleció por un infarto. “Rey, te amo, no me dejes”, fue lo último que Atala le dijo.
“Hasta la fecha no acepto que mi hijo esté muerto, no lo acepta mi cerebro y mi corazón, por eso pinto por él, porque dejó un legado y, de una u otra forma, quiero que siga vivo”, comenta la mamá grafitera.
Destaca que las autoridades nunca dieron con el culpable de la muerte del joven.
“Cuando empiezo a indagar con las personas que fue a la fiesta, pregunto por qué se salió y me dicen que estaba texteando con alguien, y que ese alguien lo sacó de la fiesta. Cuando la ambulancia lo encuentra, dice que él estaba tirado en el asfalto y una moto al lado, pero no hubo tal cual reporte de robo. Quiero creer que el dueño de esa moto hizo la cuestión de mi hijo, que ahorita esté muerto, porque en la actualidad no sé quién lo mató”.
El legado de SIC
Atala Rodríguez dice que si la gente supiera la historia detrás de su pinta, dejaría de mirarla con desdeño. “Últimamente tengo problemas de salud, tengo osteoporosis y la columna se me está desviando, pero mientras tenga fuerza el legado de SIC va a seguir”, asegura.
También comparte que muchos artistas urbanos, al conocer su historia, le suelen decir: “Me gustaría que, ahora que me muera, mi mamá siga”, pero ella los reprende porque “es algo feo, es triste”.
“Yo no me he vuelto loca por el grafiti – confiesa la mamá grafitera –. Así como mi hijo se fue. No fue la forma, yo hubiera querido que siguiera en lo que amaba, que tuviera una familia, hijos, un futuro más chingón”.
ledz