Girasoles y fresas, los cultivos ocultos en el municipio de Valle de Bravo

Especial Fin de Semana

Más allá del turismo hay sembradíos de frutas y flores que crecen con el calor particular de la región sur del Estado de México.

El esfuerzo se traduce en el sabor y la calidad de los productos. (Iván Carmona)
Mario C. Rodríguez
Valle de Bravo /

Valle de Bravo es un municipio que tiene más que ofrecer que solo turismo y entretenimiento, ya que cuenta con cultivos de fresas y girasoles que crecen con el calor particular de la región sur del Estado de México.

Estos terrenos están ubicados detrás de las inmediaciones de la presa que forma parte del Sistema Cutzamala, un perímetro que está lleno de vida, cultivos y familias que se dedican a la agricultura, en un lugar conocido a nivel nacional por la exclusividad de sus residenciales, lugares de descanso de políticos.

Ilario Navarrete Berros es originario de Santa Teresa Tilostoc, una comunidad que contrasta con la excentricidad de las zonas adineradas de este municipio, que será gobernado desde el próximo año por Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).

“Me dedico a la producción de fresa y lo que es elote y nos dedicamos también a producir lo que se llama el planteo para reproducir planta y trasplantar las plantitas para ya no comprar planta por fuera, sino producirla aquí mismo en esta zona que es Santa Teresa”, expresó en entrevista.

Para él todo se trata de un ritual porque la fresa tiene que ser plantada exactamente el 2 de febrero, Día de la Candelaria. El argumento es el clima, ya que en caso de tener éxito podrán trasplantar de manera adecuada en agosto y septiembre “Aquí en esta zona es de lo mejor que puede ver en la zona de Valle de Bravo, lo que es la fresa, porque es lo que le llama más la atención de la gente al llevarla al mercado, le llama más la atención es la fresa más que nada”.

Una de las afirmaciones que llama más la atención es el color de la frutilla que mantiene un rojo intenso, además de que el sabor y la calidad, aseguran, es muy superior a las de Guanajuato, esto consecuencia del clima del sur mexiquense.

Manuel Berros también se dedica a la siembra. En cuclillas, el hombre de avanzada edad y gesto marcado por el tiempo, recuerda que la primera vez que trabajó con la fresa fue en 1986 por recomendación de sus amigos.

La fruta originaria de Villa Guerrero, en aquella década, se convirtió en una de sus favoritas y productos estrella. “Después me independicé y empecé a echar de a poquitas, lo más que he alcanzado a sembrar yo solo es media hectárea… Uno se dedica aquí al campo, de esto vivimos”. El apoyo que en su mayoría requiere para su trabajo es el relativo a la producción, como son los abonos y fertilizantes que ayudan a cosechar con mejores resultados.

Campos amarillos

Saúl Reyes López es presidente de la Asociación de Floricultores de Valle de Bravo y tiene la fortuna de presumir que su familia es precursora en la siembra y cosecha de girasoles, una flor cuya popularidad se ha mantenido en el municipio. El habitante de Santa María Pipioltepec afirmó que la herencia de este oficio y producto es parte del legado de su padre.

“Para mí es algo maravilloso porque el campo siempre me ha gustado, desde mi padre que fue el primer productor de girasol, hace 30 años empezamos y desde ahí me ha gustado mucho, de ahí la familia se ha sostenido, de ahí damos empleo a mucha gente y esa gente al igualmente se ha sostenido al igual que nosotros. Nosotros antes éramos paperos y mi papá tenía un amigo en Villa Guerrero, ese amigo fue el que lo animó a empezar con el cultivo de esa flor… 30 quizá un poco más, pero realmente fuimos los primeros en esta actividad”.

Su actividad la califica como espectacular por el crecimiento de los tallos, botones y al final la cosecha de la misma, lo que les ha dado popularidad en el sur del estado, una región en la que la siembra y cosecha de flor es una de las principales actividades económicas. “Ya llevamos esta rienda con mis hermanos y esperemos que nuestros hijos también, ahí van echándole ganas, esperemos que también con esta actividad que es muy bonita”.

Uno de los fenómenos a los que se enfrentan es el reducido número de productores, ya que a lo largo de los años han ido en decremento. En total se cuenta con 13 productores que forman parte de su asociación, sin embargo, tienen la puerta abierta a más.

“La carencia que más tenemos es la semilla de girasol, si lográramos tener un apoyo, las autoridades nos facilitarían más las cosas y otro apoyo serían los fertilizantes que igualmente, suben mucho, están muy caros para nosotros, entonces a veces la ganancia se va en la semilla y los fertilizantes”. Algunas de las cosas que comparten son el vivir en un municipio turístico y tener vigentes sus productos que son enviados a Ciudad de México.

MMCF

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