Silvia Leticia Lomelí, primer oficial de Protección Civil y Bomberos de Tlajomulco, ha dedicado 19 años de su vida a la labor de combatir incendios y proteger a su comunidad. Sin embargo, el mayor temor de Silvia se hizo presente el año pasado, cuando mientras se encontraba en turno atendiendo un incendio, recibió la angustiosa noticia de que su hogar se encontraba en llamas y, para colmo, su hijo pequeño estaba dentro.
“El año pasado me tocó vivir una situación muy difícil. Yo estaba en turno atendiendo un incendio y, al mismo tiempo, recibía el reporte vía radio de que mi casa se estaba quemando; mi hijo, el más pequeño, estaba dentro”, confiesa con voz temblorosa, rememorando esos momentos en que la realidad se volvió insoportable.
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¿Cómo salvó a su hijo en Tlajomulco?
En medio del caos, Silvia demostró una fortaleza admirable. Consciente de que cada segundo era vital, combinó su profesionalismo con el instinto materno. “Fui una profesional y, a la vez, fui mamá. Controlé a mi hijo, le di las herramientas para que pudiera salir y lo fui guiando por teléfono, indicándole qué hacer”, relata.
Mientras seguía recibiendo actualizaciones vía radio, Silvia mantuvo la calma y se concentró en salvar la vida de su hijo, a quien instruyó paso a paso para salir del incendio. El trayecto desde la base Santa Fe hasta su hogar se vivió a través de una angustiosa comunicación, en la que cada palabra era un grito de esperanza. Finalmente, al llegar al lugar, Silvia perdió contacto momentáneamente con su pequeño y, tras preguntar a sus compañeros, recibió la noticia que alivió su desesperación: “Ya sofocamos el incendio, vamos a empezar con la búsqueda”.
Con lágrimas y alivio, recordó cómo sus capacitaciones le permitieron guiar a su hijo hasta que pudo verlo descansar en un lugar seguro. A pesar de este traumático episodio, la vida de Silvia transcurre entre turnos de 24 horas y el constante desafío de ser bombero, una profesión que ha abrazado con pasión. Su hogar, integrado por su esposo, sus tres hijos y dos nietas, es su pilar; y ella resalta que cuenta con el total apoyo de su familia.
“Fíjate que la parte más maravillosa de esto es que tengo un esposo maravilloso. Él me apoya totalmente; sin él, no estaría aquí. Me apoya con mis hijos, con mi trabajo y con mis cursos. Es una persona increíble”, afirma con orgullo.
Hoy, en su día de descanso, Silvia nos abre las puertas de su rutina al llegar a la unidad, donde revisa minuciosamente que su equipo –casco, chaquetón, pantalón y demás herramientas– esté en óptimas condiciones para cuando llegue un servicio. Con una determinación inquebrantable, invita a otras mujeres a sumarse a esta labor, afirmando que “los límites solo están en la mente”. Su testimonio es una inspiración de que puede hallar la fuerza para proteger lo que más se ama
SRN