Aunque la construcción de la presa Libertad reforzará el abastecimiento de agua potable al área metropolitana, la construcción del embalse afecta a cientos de ejidatarios de Linares, China y General Terán.
Los pobladores de estos municipios aseguraron que desde hace un año que comenzó la obra del embalse, las autoridades estatales desviaron el agua dulce proveniente de los ríos Potosí y Pablillo, la cual desembocaba en el río Conchos y eso secó sus parcelas por la falta de agua de riego.
“Lo nuestro es la agricultura y la ganadería, pero ahorita estamos batallando por la sequía y de pilón por la construcción de la presa (Libertad), nosotros de esto vivimos. El agua que lleva el río Conchos es la que nos mantiene y ahorita no lleva nada de corriente, y esa poca es agua salada, no le hace bien al campo.
“Yo como comisariado del ejido La Barreta, aquí en China, he estado en las reuniones que se han hecho por la presa, no queremos pelear, ni estamos en contra, solo queremos que dejen el agua sobre su cauce, que no la detengan, para que llegue a nuestras parcelas”, señaló Isidro López.
Sembradíos completos de árboles, frutas, maíz, trigo, entre otros, se han secado y han causado la frustración de los ejidatarios, quienes dependen de sus cosechas para ganar dinero y poder vivir.
MILENIO recorrió las decenas de ejidos que están a un costado del río Conchos y las quejas fueron similares: no hay agua que abastezca sus parcelas.
El caudal, que anteriormente alcanzaba hasta el metro de altura, hoy no tiene más que vegetación, piedras y unos cuantos charcos de aguas que apenas alcanza para que el ganado pueda beber.
“Con esta poquilla agua usted cree que vamos a poder seguir así, no se puede. Al rato ni para los animales va a haber.
“Lo que quisiéramos es llegar a un acuerdo con el gobierno para que no nos dejen sin agua dulce de Pablillo y Potosí. Si nos van a quitar, pues ni modo, pero que no sea toda, no frieguen”, expresó Eliud Perales, comisariado del ejido San Jacinto en Linares, Nuevo León.
Ante la falta de agua, él perdió distintos sembradíos como una hectárea de sandía y otra más de maíz, mientras que su cuñado Napoleón se resignó a ver cómo más de 50 mil nogales finos se secaron.
“Ya no queremos ni sembrar, porque la maquila sale bien cara y luego para que ni se logre la cosecha por la falta de agua”.
De acuerdo con Barrera, impulsor de las denuncias y amparos contra la presa Libertad, esa agua dulce va a parar al rancho Sotolar.
“El gobierno dice que la construcción de la presa no nos afecta, pero nadie viene a ver todo lo que batallamos. Quieren llevar agua a Monterrey y nosotros qué, entiendo que somos minoría, pero nos llevan de encuentro”, señaló.
Cabe señalar que la desesperación cada vez va en aumento y su petición no es escuchada por las autoridades estatales ni federales, por lo que temen que esto continúe de la misma manera, al menos por los próximos años, mientras se termina de construir la presa Libertad.