En el año de 1978 el matrimonio conformado por los señores Jesús Maldonado y Esther Valadez iniciaron en un pequeño local ubicado sobre la calle Mina esquina con avenida Hidalgo en el centro de Torreón, lo que sería la primera sucursal de El Imposible.
Empezaron vendiendo tacos, tostadas y pozole, pero Lorena Maldonado, de las hijas menores del matrimonio, recuerda que durante un año sus padres no vendieron nada porque tenían cerca un restaurante que se llevaba todos los clientes.
No sería hasta que un día, frente a la saturación de comensales en el negocio de la competencia, uno de los consumidores se dio la oportunidad de comer en El Imposible y desde ahí se fue extendiendo su fama.
Tanto por la calidad de su comida, ya que don Jesús siempre buscaba los mejores productos para su negocio, como por los tacos dorados y el sazón de doña Esther.
Mismos tacos dorados que todavía son la estrella que engalana el menú del restaurante. La orden de tacos dorados se diferencia de cualquier otro taco dorado por sus salsas. Lleva dos tipos de salsas, una de tomate que no pica y una picosa, creada por don Jesús, y cuya receta es muy cuidada por los miembros de la familia.
Pero no fue hasta mediados de los años ochenta que don Jesús logró comprar el local actual donde se encuentra El Imposible, sobre la avenida Hidalgo esquina con García Carrillo.
Con el desarrollo del restaurante fue creciendo la familia, pues todos los siete hijos de este matrimonio se formaron en el negocio, ya fuera lavando trastes o atendiendo mesas, Lorena comparte que: “crecimos aprendiendo el arte del restaurante”.
Ahora son los hijos quienes han decidió emprender sus propios negocios después de haberle aprendido a sus padres, y son los que atienden las más de 5 sucursales de El Imposible que existen en Torreón.
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