Preparados con las maletas, agua, víveres, las burritas para el desayuno, esperanza y sobre todo fe, las familias Aguilera y Vázquez están listas para emprender su viaje; el destino, el templo de Nuestra Señora del Rosario en Talpa de Allende, en punto de las 6 de la mañana emprenden el camino de tres horas a la primer parada, el Cerro del Obispo.
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Así comienza la travesía de la peregrinación a Talpa de Allende, en el municipio de Ameca para llegar al poblado o la zona conocida como Lagunillas, ahí está un mirador que marca el inicio del ascenso al primer reto para las y los peregrinos de la Virgen del Rosario, quién espera recibirlos con los brazos abiertos en su templo.
Desde temprana hora del domingo ambas familias tienen los sentimientos y nervios a tope para emprender su viaje a las 12 de la noche desde la colonia Arroyo Hondo en el municipio de Zapopan.
En auto es una hora de camino a Lagunillas desde Guadalajara, pero en camión como es el caso se hacen 3 horas por el ascenso del autobús hasta el pie del Cerro del Obispo. Son 107 kilómetros que en varias ocasiones la familia Vázquez emprendió su ida a Talpa de Allende desde la casa familiar al municipio de Ameca para ascender el cerro.
Como primer paso todos suben al autobús, desde chicos y grandes, como tradición y para protección se reza el Rosario para pedir por los peregrinos, por los que van y los que ya no están para ir a caminar.
Posteriormente se duerme, hasta llegar a Lagunillas dónde pocos descienden para subir al Obispo, el cual se encuentra a más de 3 mil metros sobre el nivel del mar, este es uno de los puntos más altos del recorrido.
Lamentablemente, no todos suben este primer sitio, ya que por las condiciones del camino o el esfuerzo que representa, muchas personas adultas o con dificultades del corazón o respiratorios han perdido la vida en el intento.
MC