“Anhelo que cualquiera de estos días se logre por fin tener justicia”, carta de madre a su hija

Historia

Han transcurrido más de cinco años desde la sustracción de la menor de su casa en Ciudad Madero. Muchas batallas legales, una justicia desgastante, pero que no han logrado derrotar a la joven madre que pelea para recuperar a su hija

Una foto de Allisson y un recuerdo de su nacimiento acompañan a Vianey en cada visita. (CORTESÍA)
Joaquín López
Tampico /

Los años pasan y Vianey Viridiana sigue en la lucha por recuperar a su pequeña Allisson Fernandaquien fue sustraída por su padre.

La batalla legal que enfrenta se hace larga por lo que ella señala como artimañas del padre de la niña, pues su oficio como abogado le da ventaja para encontrar lagunas legales, e incluso a veces con tintes agresivos.

Por eso Vianey le dedica unas palabras a su hija a través de una carta donde relata que el amor por ella es la fuerza que la motiva a seguir peleando, pues sabe que la recompensa será tenerla de nuevo entre sus brazos.

“Sigo peleando por ti”

Hola hija, mi pequeña Allison Fernanda, han pasado casi cinco años, casi la misma edad que tenías cuando te apartaron de mí.

Son exactamente cuatro años, diez meses y tres días, y lamentablemente siguen contando.

No sé qué ha pasado por tu mente estos años, me pregunto tantas cosas, y paro porque mi imaginación me juega muy chueco, luego pienso lo peor.

Hija, por mi parte he pasado por muchos momentos donde he visto el dolor tan de cerca que siento que me rompo por dentro, como si me desgarrara.

Hija, jamás creí que pasaríamos por algo así. En este proceso he conocido gente muy mala y que se ha querido aprovechar de mi vulnerabilidad, pero también gente buena que me ha brindado su casa, una palabra de aliento, su apoyo incondicional, escucharme y también apoyarme cuando ya no podía con todo.

Desde tu ausencia he visto lo injusto que es el sistema de justicia que tenemos en Tamaulipas, y en general en México, como lo que dice el interés superior del menor no se lleva a cabo, solo a conveniencias, a quien tenga contactos o el dinero para poder comprar “la justicia”, por eso ha sido difícil para mí luchar contra tu papá y contra todo el sistema de justicia tanto penal y de lo civil.

Si me preguntas como le he hecho, con toda sinceridad mi respuesta sería no sé; a veces no sé cómo he sobrevivido a tanto, las personas que me conocen saben que te llevaron a la fuerza y tengo una batalla legal, pero no saben en realidad todo lo que ha pasado.

Y cuando he sentido la necesidad de sacar todo el embrollo que tengo dentro y relato a grandes rasgos todo lo que ha pasado, solo veo miradas de asombro y compasión por todo lo que hemos pasado; yo creía que era fuerte y que nada era realmente problema para mí, de adolescente esa frase me encantaba, pero puedo decirte que en esto me enfrenté a ser fuerte o dejarme vencer

Ver cómo iba pasando el tiempo, los pequeños logros que se conseguían, ver que en las valoraciones psicológicas fueras valiente, que decías que querías verme y estar conmigo pero que no le dijeran nada a tu papá por que tenías miedo que él lo supiera.

Pero también la tristeza de ver que esas pruebas no se pronunciaban a tu interés superior y tu sano desarrollo, pero desistir nunca ha sido una opción, eres lo primero en lo que pienso al despertar y lo último al dormir.

Quisiera que las cosas fueran justas y que todo el dolor que has atravesado no te hubiera tocado ni un poco, que tu papá despertara un día y se diera cuenta de lo que está haciendo.

Logré casi procesarlo por tu sustracción, porque te apartó de mí, pero la ley es tan injusta, ambigua, tan mala al menos para mí, que sin yo consentirlo el magistrado decidió que lo que él ofrecía para repararme el daño era correcto y “justo”, que era verte por seis meses para que él reparara el daño, un domingo una hora virtual (por Zoom) y otro domingo presencial.

Así es, seis meses, y después de eso como si él no hubiera hecho el daño que causó, porque eso afectó a tantos de manera directa o indirectamente.

Soñaba tanto con el momento que te vería, cuál sería tu reacción, cómo te vería que tan cambiada estarías, y fue por “Zoom” y mi corazón saltó al verte, estabas tan cambiada, habías crecido mucho y era notorio, me contuve tanto las ganas de llorar y poder seguir la convivencia sin ningún problema, sin que te sintieras presionada, pues habían pasado más de cuatro años sin verte.

La semana siguiente fue más difícil ya que era presencial; llegué y sentía unas miradas tan fuertes, pesadas, y era la familia de tu papá desde un carro viendo cómo llegaba mientras caminaba con una bolsa para poder jugar contigo y que la pasaras lo más divertido en la única hora juntas.

Sé que para ambas sería una situación complicada, sin antes tener una terapia de reintegración; te vi ahí sentada con tu papá, tu cabeza cabizbaja, temerosa.

Mucho tiempo y manipulaciones de tu padre después, pudiste venir al área de convivencia donde yo te estaba esperando. Cuando caminabas hacia mí no cabía de la emoción, cuando estuviste cerca de mí te pregunte si podía abrazarte y me dijiste que sí... cuatro años y seis meses pasaron para poder abrazarte, darte un beso y decirte cuánto te amo hija, lo había añorado por tanto tiempo y era real.

Cuando estamos por Zoom hablas tan poco y cada que te hablo buscas la mirada de tu padre como buscando aprobación de lo que quieras decir o no contestar, pero cuando estamos solas en persona, es tan diferente, todo fluye y nos divertimos tanto, aunque el tiempo pasa muy rápido y tengo que verte partir.

Anhelando que cualquiera de estos días se logre por fin tener justicia por parte de las autoridades, y así esto llegue a su fin y poder tener una vida normal ambas, dormir juntas, cocinarte, jugar, llevarte a la escuela, ayudarte con la tarea, salir al cine y poder retomar el vínculo entre ambas.

Cuando más triste me siento, pienso que pronto estaremos comiendo una nieve en la plaza disfrutando solas, tu y yo.

Yo a distancia pido siempre por ti, y te canto canciones que me recuerdan a ti, como la de mil palabras de Alex campos, y también la bonita canción de Dumbo llamada “hijo mío”.

Te escribe con cariño tu mamá Vianey, que no se ha cansado de luchar por tu justicia, de luchar por ti, contra todo. Te amo, hija, se fuerte por que pronto junto a ti yo he de estar y nunca más te han de hacer mal. 


SJHN

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