Tapatío destacado, con pies bien puestos en la tierra

Luis Felipe logró la mejor puntuación en el Examen Nacional de Residencias Médicas, en el que participaron 40 mil aspirantes.

Felipe Aceves se ve a sí mismo como un médico que tiende a generar empatía con los pacientes. (Fernando Carranza)
Víctor Hugo Ornelas
Guadalajara /

Egresado de la carrera de Cirujano Partero por el Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS) de la Universidad de Guadalajara (UdeG), el tapatío Luis Felipe Aceves Arias destacó de entre 40 mil aspirantes a una especialidad tras conseguir 87.5, el mejor puntaje en el Examen Nacional de Residencias Médicas, lo que desde su perspectiva incrementa el nivel de responsabilidad con el que debe ejercer una profesión que en este caso, podría decirse, lo eligió a él para desarrollarla. 

Al cursar el último año de preparatoria, Felipe, como prefiere que le llamen, estaba decidido a iniciar los trámites correspondientes para ingresar a la facultad de Ciencias Exactas y estudiar Ingeniería Industrial, algo que sin duda rompería con las expectativas de sus padres, ambos, médicos de profesión. 

Pero la vida le tenía preparadas circunstancias distintas, que si bien lo llevarían a enfocarse a mejorar la calidad de vida de las personas, no sería a través de la industria y la aplicación de recursos técnicos, sino de la consulta, el diagnóstico y la medicina. 

“A mi abuelo le diagnosticaron cáncer de próstata y entonces tuvimos que acompañarlo en su proceso de radioterapia, al hospital, en la casa estarle ayudando a moverse y a que comiera un poco más, eso me despertó el gusto por estar cerca de la gente que está enferma y ayudarlo en lo más que se pueda”, señaló Felipe. 

Desde ese momento supo que seguiría los pasos de sus padres, aunque no por influencia de ellos, sino porque al atender a su abuelo encontró el amor por la profesión que ahora puede desarrollar, aunque jamás imaginó que se convertiría en el puntaje más alto para la especialidad, algo que lejos de generar presión en sí mismo se ha convertido en un nuevo aliciente que pretende asumir con responsabilidad en la continuación de sus estudios como médico general y posteriormente en infectología, “no me imaginaba que estaba en los primeros lugares, mi plan era sacar poquito más de 80 para entrar al hospital donde quería hacer trámites, cuando vi la calificación sentí que lo había logrado, cuando supe que era la más alta, me sentí realizado, más tranquilo para los trámites a futuro”. 

Desde su perspectiva, la burocracia de los sistemas de salud debe cambiar, pues actualmente los hospitales pueden ser un ambiente hostil para los pacientes, quienes además de su padecimiento, se enfrentan a pasillos, oficinas y complicaciones para adquirir sus citas o continuar con sus tratamientos, “he visto pacientes que regresan hasta tres años después de la última vez que les atendieron porque se perdieron en los trámites burocráticos”. 

El destacado egresado se ve a sí mismo como un médico que tiende a generar empatía con los pacientes, que de alguna manera busca entender las situaciones que atraviesan e intenta ayudarles, en ocasiones un poco más allá del consultorio, es la manera en que se ha conducido hasta el momento y es como quiere mantenerse. 

La medicina le ha otorgado alegrías pero también situaciones difíciles, enfrentó una de ellas con el fallecimiento de un paciente, que si bien por las condiciones de salud que presentaba su diagnóstico no era el más alentador, su muerte fue un golpe del cual un médico debe aprender a sobreponerse y la mejor manera para ello es aferrarse al amor a lo que se hace. “Si no te gusta lo que haces, debes buscar algo más, porque hay que hacer muchos sacrificios… Es difícil explicar a la familia porqué su familiar falleció, te sientes triste, desesperado, te sientes enojado, pero la vocación te ayuda a que agarres esas situaciones y aprender de ellas”. 

A sus 24 años y frente a lo que ha sido su primera entrevista, la cámara lo pone nervioso pero se muestra tal cuál es, sus ojos se enrojecen cuando habla de pacientes que han fallecido y sonríe cuando recuerda algún momento en el aula de clases; tiene claridad sobre el camino que emprendió para su desarrollo profesional y ya sabe hacia donde se dirige, “me gustaría estar en una asociación así como Médicos Sin Fronteras”, pues entendió que lo que le gusta de la medicina es el uso de sus conocimientos para ayudar a los demás.

GPE

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