La aguja comienza a soltar la tinta, cada segundo, cada minuto son los mismos que la vista de Tania Méndez utiliza para trazar el tatuaje; su mano está segura, firme y sabe que esto es lo suyo, tatuar es el don que tiene, de plasmar las ideas y diseños que sus clientes le solicitan y por la que se agenda de trabajo la tiene con muchas citas.
En este Día Internacional del Tatuaje, que se celebra cada 17 de julio, Tania habla de cómo llegó a descubrir esta pasión que tiene por tatuar, por convertirse en una mujer que enfrenta sus propios miedos y lo demuestra en cada trabajo que orgullosa muestra en redes sociales, aunque asegura, para ser tatuadora se la debe creer.
A sus casi 30 años, Tania lleva en su lienzo corporal 36 tatuajes, mismos que ha reunido a lo largo de nueve años, tiempo en el que ha estado detrás de la silla y sabe qué es hacerse un tatuaje, lo que le ha funcionado para poder darles confianza y tranquilidad a sus clientes que se enfrentan al miedo del dolor por realizarse uno, dos, tres tatuajes.
“A los 21 me hice el primero, mi mama me llevó a un estudio. Yo traía arete en el ombligo, en la nariz y me dijo que ya no quería vérmelos, así que me pagó mi primer tatuaje, lo hice, aunque al final solo me quité el arte de la nariz", recuerda sonriente, mientras muestra el primer tatuaje que se hizo, un pequeño pajarito acompañado con la inicial del nombre de su mamá.
“Dos años después me invitan a ser asistente de un tatuador, así que dije sí y me la pasaba todo el día ahí, me encantaba y me fui enamorando del mundo del tatuaje, aunque nunca pensé que me iba a convertir en tatuadora, yo estaba estudiando comunicación”, explica.
Pasaron algunos años para que se cuestionara sobre su vida, su futuro y su camino, “por lo que quise saber a qué me iba a dedicar”, por lo que dudó en algún momento si podría realizar tatuajes, “hasta que creí en mí y decidí a dedicarme a esto, amo este mundo, me encanta ver la cara de satisfacción de mis clientes, así que, aquí estoy”.
Fue hace un año y siete meses que se dio a la tarea de poner su propio estudio, se tatuó las fuerzas y la creencia de que podría hacerlo y ahora, tiene una lista de clientes que saben de su trabajo, de la sencillez de su persona, la tranquilidad que transmite y la paciencia que tiene a sus clientes sobre todo cuando es la primera vez que se realizan un tatuaje.
“Tengo la seguridad por el tiempo que llevo tatuando, pero sé que debo aprender más, hay camino por recorrer y a pesar de que tengo mis tatuajes favoritos que he hecho siempre está siempre esa espinita de la lección, del pudo haber quedado mejor, pude haber hecho esto mejor, que mi técnica sea perfecta.
“Aunque sea en realismo, que sea algo muy grande o chiquito siempre está esa adrenalina que quiero que quede bien”, explica.
Ahora su estudio que tiene algunas figuras emblemáticas de Star Wars y que está en redes sociales como Tanya Méndez o Instagram como @studio_tatooline, recibe a clientes de todas partes de Pachuca, Mineral de la Reforma y otros municipios, y ha creado la confianza en mujeres que buscan a una mujer para que les realice un trabajo especial.
“No he sufrido discriminación, al contrario, hay muchas chicas que me escriben porque les da más confianza que la tatué una mujer, y ha habido dos casos de hombres que me han invitado a salir, pero siempre pongo límite porque soy profesional”, dice.
Tras años de conocer este mundo, de trazar líneas, figuras, dibujos tiene anécdotas que contar, sobre todo de sus recuerdos cuando ella se realizó sus tatuajes, “siempre soy bien chillona”, por lo que entiende y tiene paciencia con aquellos clientes que padecen de esta misma reacción; también les da tiempo a los tatuajes para que queden a la perfección, sobre todo cuando se trata de tatuajes de realismo, pero sabe que en cada trabajo que realiza va plasmado el amor, cariño y pasión que tiene por los tatuajes, “y por lo que me vida dio un giro y ahora son parte de mi vida, están tatuados también en mí”, concluyó.