Templo del Santo Niño Perdido, en León Guanajuato: Historia

Historia | Templo del Santo Niño Perdido

El Templo del Santo Niño Perdido se ubica en la calle Bolívar del Barrio Arriba, y su construcción dio inicio en 1853 ¿te imaginas por qué lleva ese nombre? Aquí te lo contaremos…

Templo del Santo Niño Perdido, en León Guanajuato: Historia
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¿Alguna vez has visitado el templo del Santo Niño Perdido, en la ciudad de León? Este se ubica en la calle Bolívar del Famoso Barrio Arriba, y su construcción dio inicio en el año de 1853, pero ¿te imaginas por qué lleva ese nombre? Aquí te lo contaremos…

La noche del 30 de diciembre del año de 1852, el templo del Señor de la Salud, ubicado en el mismo barrio en cuestión sufrió un robo, un hombre, quien posteriormente fue identificado como Facundo Esparza se habría introducido al lugar mientras la ciudad dormía tranquilamente y sustrajo una antigua imagen de Cristo que era adorada por el pueblo desde los tiempos del virreinato, y que habría sido propiedad de Fray Sebastián de Aparicio.

Parroquia del Señor de la Salud, en Barrio Arriba (León, Guanajuato). Foto: Especial.

Además de la imagen, el ladrón habría robado ornamentos, vasos sagrados ¡Y hostias consagradas! Las cuales serían utilizadas para la misa de Acción de Gracias del año nuevo, situación que consternó a los habitantes y preocupados por los castigos divinos que pudiera atraer tal sacrilegio, comenzaron a organizar actos de desagravio, tal como una procesión con el Santísimo por sus principales calles.

Pero a pocos días del suceso, algo inesperado pasó… y es que un hermoso niño, de quien jamás se supo su identidad pese a habérsele buscado por todos lados, encontró los objetos semienterrados en un lote baldío que era propiedad del señor José Manuel Ruiz, quien inmediatamente dio aviso a las autoridades.

Así, el 11 de febrero del año d 1853, se condujo al Santísimo Sacramento hasta la iglesia de donde habría sido profanado; dando además inicio a la construcción del ‘Santo Niño Perdido’ desde el 6 de enero justo en el lugar donde fueron encontrados los objetos robados, que se concluyó en el año de 1856.

Dicha construcción se dio gracias a las aportaciones de los vecinos de la zona y del padre Prudencio Castro, quien habría promovido la obra y contribuyó con la mayor parte de los gastos.

Del ladrón, se supo que fue apresado por las autoridades y luego de haber confesado el delito fue condenado a morir por sacrilegio, siendo fusilado la mañana del 14 de junio de 1853, en la esquina sureste de la plazuela del Barrio. Se cuenta, que previo a su muerte, el hombre se confesó y comulgó con una de las hostias que habría robado.

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