Con sus 34 años de edad, José Alejandro Navarrete Jiménez fue diagnosticado con insuficiencia renal hace poco más de un año, y tras recibir un riñón que le donó su hermana, lleva menos de tres meses en recuperación.
“Hace más de un año empecé con bajo peso y manchas en la cara y picazón en el cuerpo, fuimos a consulta y el médico me hizo ultrasonido me dijo que los riñones estaban pequeños y no servían”, precisó.
El paciente relató que después fue un especialista, quien confirmó que se trataba de insuficiencia renal y requeriría de un tratamiento de diálisis para sobrellevar la enfermedad, pero sería necesario el trasplante de un riñón.
“Es un cambio de vida muy difícil, porque ya no puedes trabajar en algún lugar, nadie te contrata, la diálisis te ocupa todo el día, te tienes que poner agua, cuatro cambios al día que te ocupa de media a hora; nadie contrata a nadie que se ocupa todo el día”, mencionó al lamentar que perdió su trabajo como dependiente de una tienda de abarrotes.
Sin embargo, este proceso fue difícil para su familia, que reconoce en todo momento el apoyo.
“Tengo a mi esposa y dos hijas de 9 y 10 años, fue difícil asimilarlo y salir adelante, pero con el apoyo de la familia”, apuntó.
Alejandro dijo que tuvo la fortuna de que su tiempo en espera fuera breve, pues una de sus hermanas le donó su riñón y desde hace poco menos de tres meses, se encuentra en recuperación, esperando mejorar su calidad de vida.