Cabinas telefónicas de Tochimilco esperan solo una última llamada

EDICIÓN FIN DE SEMANA

Don Hilario recuerda que el 15 de octubre de 1992 llegó la primera línea telefónica a su localidad.

Don Hilario Gregorio Pinzón | Andrés Lobato
Jesús Zavala
Puebla /

A sus 73 años don Hilario Gregorio Pinzón, dueño de las primeras cabinas telefónicas de Tochimilco, rememora la llegada de la línea telefónica a su comunidad, el crecimiento de un negocio novedoso para su época y el declive del mismo con el arribo de la telefonía móvil.

Originario de Magdalena Yancuitlalpan, comunidad perteneciente a Tochimilco, don Hilario recuerda con facilidad que el 15 de octubre de 1992 llegó la primera línea telefónica a su localidad. De esta forma, inauguró en su domicilio un negocio visionario para su época: cabinas telefónicas públicas.


Entre su labor como barbero y sus tres cabinas telefónicas, don Hilario recordó que desde la 6 horas de la mañana, cuando abría la puerta de su negocio ya había una docena de personas que esperaban realizar una llamada matutina a sus familiares en otros poblados, estados, incluso Estados Unidos por la gran cantidad de migrantes.

Era hasta la 1 de la mañana del día siguiente cuando terminaba el servicio telefónico tan solicitado por pobladores del municipio y comunidades cercanas como Cuilotepec y el barrio de Jerusalén. Como consecuencia, de inmediato las paredes de las tres cabinas y barbería se tapizaron de cartulinas, papeletas y pizarras con diversos números telefónicos de distintas familias, autoridades, servicios de emergencia, incluso el arzobispo de Puebla.


Pese a que todos los días había una gran congregación en el negocio de fachada azul con las leyendas de “Teléfonos d’ México / Peluquería Olímpica”, el 21 de diciembre de 1994 las cabinas de don Hilario se vieron más saturadas y solicitadas que nunca.

Ese día, luego de 70 años de inactividad, el volcán Popocatépetl registró una explosión que sacudió a todos los poblados asentados a sus faldas. El estruendo aterró a las comunidades lejanas y el coloso dejó caer sobre el flanco noreste del estado la ceniza acumulada por más de siete décadas, hecho que además de provocar las movilización de autoridades y evacuación de locales, generó que cientos de personas acudieran a los teléfonos públicos para comunicarse con sus familias y saber cómo estaban.

Más de 48 horas de llamadas, una tras otra, entre las cuales don Hilario señaló que los espacios de espera de apenas un par de minutos, ya que se daba pie a recibir llamadas del exterior. Momentos de angustia, miedo, incertidumbre y tristeza fueron solo un poco de lo que las bocinas de aquellos teléfonos antiguos lograron transmitir de un extremo a otro, por lo que este negocio de cabinas públicas se convirtió en una necesidad continúa para Tochimilco.


Las tarifas variaban según el tiempo y distancia, ya que las cuotas iban desde 1 peso para comunidades cercanas como Atlixco, 2 pesos para la ciudad de Puebla, 3 para Ciudad de México y hasta los 9 pesos para la frontera y Estados Unidos. Con estas cantidades, don Hilario recaudaba un promedio de 15 mil pesos al mes, de los que él percibía 15 por ciento de ganancia por parte de Teléfonos de México.

Sin embargo, poco a poco los teléfonos de casa se hicieron cada vez más comunes a partir del inicio del nuevo milenio en la región, por lo cual los pobladores dejaron de llegar a las cabinas en las mismas cantidades, las filas eran más cortas y en 2005, según el barbero de profesión, recibió al último cliente. Teléfonos celulares y cabinas públicas de empresas privadas fueron el remplazo de “Olímpica”.


El megáfono con bocinas que anunciaba a los locales el recibimiento de una llamada nunca más ha vuelto a emitir sonido. No obstante, Hilario Gregorio Pinzón se niega a desechar dos de sus tres casetas originales, los tres teléfonos públicos continúan en funcionamiento y ahora, reporta pagos de solo 2 pesos a la telefonía.

El amante de su tierra, comunidad e historia, apunta que las líneas siempre estarán listas por si se va la luz, la señal o si hay alguna otra emergencia, porque para don Hilario las llamadas en sus antiguos teléfonos solo se encuentran en espera.

AFM

LAS MÁS VISTAS

¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión aquí.

Crea tu cuenta ¡GRATIS! para seguir leyendo

No te cuesta nada, únete al periodismo con carácter.

Hola, todavía no has validado tu correo electrónico

Para continuar leyendo da click en continuar.