La Torre Latinoamericana, el rascacielos que trajo la modernidad a México

Fototeca MILENIO: Memoria de México

La Torre Latinoamericana, de 45 pisos, es actualmente un lugar emblemático de la Ciudad de México, en donde hay negocios, un museo y otros espacios culturales.

La Torre Latinoamericana es uno de los edificios más emblemáticos (Óscar Ávila)
Gustavo Pacheco
Ciudad de México /

Con la llegada a la presidencia de México de Miguel Alemán, la ciudad experimentó grandes cambios, llegó la modernidad en forma de campus como Ciudad Universitaria, de avenidas como Anillo Periférico, el Viaducto-Piedad, de complejos habitacionales como el Centro Urbano Presidente Alemán y de grandes edificios como el primer rascacielos que tuvo el país: La Torre Latinoamericana, todo esto con un toque estadunidense.

La Torre Latinoamericana, ubicada en la calle Madero y en Eje Central, fue concebida después de la Segunda Guerra Mundial por Miguel S. Macedo y José A. Escandón, directores de La Latino Americana, una compañía de seguros de vida. La idea de estos empresarios era revitalizar la imagen cosmopolita de la ciudad y opacar a la compañía rival La Nacional, cuyo edificio se encuentra enfrente y que hasta ese entonces era el más grande del país con doce pisos. Actualmente es el lugar donde se encuentran negocios como Gandhi y Telmex.

Un convento y ¿un zoológico?

Antes de que La Torre Latinoamericana existiera como la conocemos, el lugar fue ocupado por el Convento de San Francisco, del cual aún se conserva una parte en la calle Madero, a un costado de este rascacielos, aunque en el terreno que ocupa el edificio ya se habían hecho otras construcciones.

"Antes ahí había otro edificio, o sea, ha habido una serie de edificios que se han ido demoliendo, digamos que los que quedaron en la memoria o los que se han rescatado o documentado han sido el zoológico y el convento, pero en el tránsito de una época a la otra hubo otros edificios", comentó Fabiola Hernández Flores, doctora en Historia del Arte por la Universidad Nacional Autónoma de México. 

¿Un zoológico en 'La Latino'?

El terreno en el que se construyó este rascacielos fue ocupado por la casa de animales de Moctezuma II.

En un comunicado de prensa del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Israel Elizalde Méndez, investigador, señaló que no se trata de un zoológico, sino de un lugar de cautiverio, pues tenía un propósito distinto: los restos de los cautivos sacrificados eran utilizados para alimentar a las fieras.

El vivario más importante se encontraba a espaldas del recinto ceremonial, contiguo a la casa de Moctezuma II y tenía una extensión cercana a los 400 metros cuadrados, y un aviario localizado en los límites de la ciudad, por donde actualmente se encuentra la Torre Latinoamericana.

Los inicios de la Torre Latinoamericana

Al principio, el plan era levantar una construcción de 26 pisos, sin embargo, para 1948, los miembros del consejo consultivo de la empresa Miguel S. Macedo y José A. Escandón, Ricardo Irezabal y Teodoro Amerlinck, acordaron modificar el proyecto y hacer el edificio más alto de la ciudad. 

La arquitectura de la Torre Latinoamericana

En la construcción de la Torre Latinoamericana participaron los ingenieros Adolfo Ernesto Zeeveart Wiechers y Eduardo Espinoza; el arquitecto Alfonso González Paullada y, como consultores, los arquitectos, Leonardo Zeevart Wiechers y Augusto H. Álvarez.

Debido a la altura del edificio que debía emplazarse en una zona sísmica, el diseño estructural fue problemático y la cimentación y los procedimientos tuvieron que estudiarse a conciencia.

​De acuerdo con el artículo "Torre Latinoamericana: 50 años. Restauración de un testigo", uno de los consultores para la creación del rascacielos, Augusto H. Álvarez, dijo en una entrevista que tenía el deseo de hacer un edificio que después se pudiera repetir en unas maquetas para hacer ceniceros, como la Torre Eiffel.

La Torre Latinoamericana se fundó en 1956 (Fototeca MILENIO)

Sin embargo, el propósito de la obra era más al estilo estadunidense, pues querían un edificio similar a los rascacielos internacionales como el Empire State. 

"De hecho, la Torre Latinoamericana está inspirada en el Empire State y los dueños mandaron a hacer la estructura de fierro con la misma compañía del Empire State, que fue un edificio con ese diseño significaba que la empresa tenía poder económico y social en la Ciudad de México", cuenta Fabiola Hernández Flores, doctora en Historia del Arte por la Universidad Nacional Autónoma de México. 
La construcción de la Torre Latinoamericana terminó en marzo de 1956 (Fototeca MILENIO)

La construcción de la Torre Latinoamericana terminó en marzo de 1956; sin embargo fue inaugurada hasta el 30 de abril , ya que coincidía con el 50 aniversario de la aseguradora. La construcción del rascacielos contó con 181.3 metros de altura final, 24 mil 100 toneladas de peso y un costo de 55 millones de pesos.

Una de las características de la Torre Latinoamericana está en su construcción y en la forma en la que se pueden evitar los sismos de gran magnitud, ya que la cimentación se resolvió mediante un sistema hidráulico de flotación con pilotes de concreto y materiales ligeros, a fin de que la estructura resistiera el hundimiento de la Ciudad de México.

De acuerdo con el artículo, el 28 de julio de 1957 cuando ocurrió uno de los tres temblores que más han afectado a la Ciudad de México, y el Ángel de Independencia cayó de su pedestal, el rascacielos permaneció intacto, por lo que muchos se mudaron hacia el emblemático edificio.

"Se genera el sentido de colectividad a partir de la vida social de la Torre Latinoamericana, particularmente lo que yo identifiqué fueron los sismos como que se volvieron parte de la comunidad, primero el del 85 fue un aliciente y posteriormente con los programas de rehabilitación del Centro Histórico se volvió signo distintivo de esa localidad, entonces cambio su sentido comercial a ser una insignia de patrimonio de la Ciudad de México y del Centro Histórico", comentó la doctora. 

El declive de La Torre Latinoamericana

Fabiola Hernández explica que para 1999, el deterioro de la Torre Latinoamericana era evidente, ya que el Sol y la contaminación provocaron que su fachada se afectara a tal grado que lucía como un bloque gris en pleno Centro Histórico.

"A lo largo de los años, el directorio de inquilinos había cambiado; las oficinas estaban ocupadas por la Asociación de Banqueros de México, Computel, la Constructora Clip, la agencia de noticias France Press, la Óptica Lux, el salón de belleza Cielo, Radio Fórmula, Radio Red Fm, Transe de América, el Sindicato Nacional de Trabajadores de Elevadores Otis y Vardeis Ortopedia", explica en su articulo.

Sumado a esto, al tratarse de un edificio más de negocios que emblemático de la Ciudad de México,comenzó el desprestigio causado por arrendatarios como el caso de un brujo que estafó a sus clientes dentro de las instalaciones. Todo esto cambió cuando el empresario Carlos Slim introdujo otras empresas.


El rescate de la Torre Latinoamericana

Tras el declive de La Torre Latinoamericana, el empresario Carlos Slim adquirió ocho pisos del edificio, ya que por un lado, la propietaria no había podido solventar el deterioro del edificio y por el otro, la inversión de particulares en el rescate del Centro Histórico se incrementaba.


"Hubo un proceso muy complejo que se emprendió a partir de 2006 con la restauración de la Torre Latinoamericana y en principio fue pensando como un remozamiento físico, pero estuvo acompañado de todo un conjunto de actividades culturales como la apertura de un museo, exposiciones, programas de televisión, programas de radio", cuenta la doctora en Historia del Arte.

Sin embargo, todo esto cambió gracias al discurso del gobierno con respecto a la Torre, puesto que ahora se integraba a los edificios emblemáticos de la Ciudad de México.

La Torre Latinoamericana se ha convertido en un edificio emblemático (Héctor Téllez)
"Lo que yo encontré muy importante fue el discurso del museo porque el museo integró al rascacielos dentro de los edificios emblemáticos del Centro Histórico y dentro de la historia del Centro Histórico y de la Ciudad de México y con eso le dio una resignificación cultural muy importante, de un simple rascacielos que pertenecía a una compañía de seguros a un edificio que es parte de la vida cultural y de la historia cultural de la Ciudad de México".

bgpa​​

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