En el corazón del centro de Torreón, donde cruzan las calles Treviño e Hidalgo, llama la atención de las familias laguneras y visitantes unas pequeñas salas para muñecas que elabora don Pedro Vázquez Castillo, quien lleva 35 años haciendo estas artesanías que han acompañado los juegos de niñas de más de una generación.
A sus 80 años sigue con una tradición que él mismo inicio en el barrio de La Vencedora, donde aprendió el oficio de carpintero y posteriormente experimentó para elaborar un juego de sala pero a escala.
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“Yo vi una sala así chiquita en una tienda, así en una cajita con celofan, en una caja pero no la vendían y dije de aquí me agarro. La primera que hice fue roja, la vendí de volada y empecé a venderlas, porque están bien hechas”.
Recordó que entró a la carpintería como velador y posteriormente se enseñó a trabajar la madera, para luego aprender también tapicería.
Con estos conocimientos comenzó a elaborar estas salas para muñecas que forman parte de los juegos de niñas y también de quienes gustan coleccionar estas miniaturas.
“Una vez llegó una muchacha y me dijo que había comprado una sala conmigo hace muchos años, me presentó a una niña y me dijo que era su hija y me compraron otra, ahora era para la pequeñita”.
Durante 7 lustros, don Pedro se ha instalado en el cruce de las calles Treviño e Hidalgo con sus salitas, para ofrecer una opción de regalo para los papás y mamás que transitan por el centro de Torreón en fechas decembrinas.
Hechas con amor
Afirmó que a pesar del paso del tiempo y a sus 80 años, sus manos "siguen funcionando para hacer los silloncitos de alta calidad", con una gran variedad de tapices y que duran mucho tiempo.
“Mi hija me ayuda a comercializar desde un accidente que tuve, pero nomas empieza diciembre y nos venimos a vender, porque la gente ya nos busca porque saben de la calidad”.
Con gran alegría, don Pedro ofrece su trabajo, con el que brinda un momento de felicidad a las princesas del hogar, además obtiene un ingreso y aseguró que mientras Dios le permita seguirá con este noble oficio.
“Le damos mucho amor y cariño, soy el único que las hace aquí en Torreón desde hace 35 años, y se han ido a otras ciudades, otros estados y hasta otros países porque les gusta, por eso hasta que podamos vamos a seguir haciendo estas salas”.
La gente que pasa por su pequeño puesto improvisado, se detiene a preguntar presupuestos, las niñas quedan encantadas y seguramente estarán en su carta a Santa Claus.
ACA