En Torreón, Coahuila, las personas viven su cotidianidad con tranquilidad, los fines de semana muy probablemente, en busca de entretenimiento, como muchos disfruten viendo una película de terror, sin imaginar que en alguna calle que compone su ciudad, la realidad superó la ficción de aquellos films que tanto los atemorizan, tal fue el caso que, según la leyenda, ocurrió en la calle Allende.
Tanto la señora de la tercera edad Leonor Cabelaris, como su hija, la señora Guadalupe, recuerdan estos sucesos que describen como "algo surrealista" o "como una pesadilla", eventos que transcurrieron en los años 80s, una anécdota más de lo que al día de hoy entre los vecinos de la calle Allende no es más que una leyenda.
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Guadalupe hasta la fecha cuestiona a su madre preguntándole "¿por qué me llevabas a esa casa?", pues las cosas que llego a ver ahí rayan lo pesadillezco, según describe en la calle Allende, en una casa la cual no se desvelará la ubicación por privacidad, había una familia, cuya joven hija por las noches, específicamente a las 12, solía cambiar totalmente su personalidad, a una de violencia verbal, con tonos agresivos y palabras grosera.
Lo que es más impresionante aún, Guadalupe detallaba con horror como es que también cambiaba el aspecto físico de la joven, señalando que de la nada le aparecían incontables heridas donde segundos antes no las tenía, "era algo muy fuerte de ver".
Anécdota de la serenata
Leonor relató que a pesar de la condición por la cual estaba pasando la joven, la cual describe como si se tratará de 'una posición demoniaca', ella era muy linda y por ello, tenía pretendientes que seguido buscaban cortejarla sin sospechar que por las noches le ocurría algo semejante.
Contó que fue una noche a las 11:30 horas, aproximadamente, que de pronto, se arrancó con fuerza la serenata de unos mariachis, detallando que en aquel entonces dicha escandalera era motivo de que solieran todos los vecinos a ver el espectáculo musical, no obstante la señora Leonor sabía que a las 12 la joven cambiaria por completo, y estaba expectante.
A las 12:00 horas en medio de dicha serenata, relató Leonor que ocurrió lo imposible frente a todos, aquella noche exactamente a la hora mencionada, ni un minuto más, el silencio apareció, pues el guitarrón que tría el conjunto de pronto se dobló en un estruendo violento, rompiéndose en pedazos, los músicos quedaron atónitos, los vecinos que sabían simplemente observaban, la maldad se había hecho presente.
"Los mariachis nada más agarraron sus cosas y se fueron muy rápido, la verdad quién sabe si habrán cobrado, todos quedamos muy asustados y asombrados, de esas cosas que uno no puede explicar", finalizó Leonor Cabelaris.
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