Empezaron como nómadas, desde el antiguo San Isidro hasta el Estadio Revolución en los años 70, pasando por escuelas y hospitales del centro de Torreón, así fue como nacieron los tacos al vapor "Wicho".
Desde que tenía 13 años don Jorge Hernández acompañaba a su papá, fundador de este negocio de tacos ambulantes, para aprenderle todo lo que se pudiera. Después de crecer y de graduarse como técnico electricista, 'Don Jorge' decidió regresar al negocio con el que se ha mantenido toda su vida y le ha permitido sacar a su familia adelante.
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Con carritos de madera sólida forrados por lámina por dentro para impedir que los tacos se quemaran con el carbón, fueron las primeras sucursales ambulantes que se distribuyeron en el centro de Torreón. Los tacos estrella, los de mole y el de chicharrón con salsa de chile jalapeño, o como eran antes con chiles curtidos.
La gente de todas ya conoce los tacos Wicho, actualmente ubicado sobre boulevar Águila Nacional y avenida Bravo. Don Jorge cuenta que ha tenido clientes hasta 'del otro lado', del país vecino a comprarle grandes cantidades de tacos para congelarlos y llevárselos de regreso a su casa.
El gusto de laguneros y extranjeros por su comida es lo que más le ha dejado este negocio a Don Jorge, pues él dice que es como los artistas, ya que son los aplausos del público en la vida lo que más vale, y eso lo motiva a atender su negocio con cariño.
Lo cierto es que cualquier cliente que le compre a Don Jorge, más allá de llevarse los que dicen son los más sabrosos tacos al vapor, también se van a encontrar con un amigo que construyó un negocio cálido hasta con los más necesitados, pues como él se enorgullece de decir: “Un taco no se lo niego a nadie”.
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