Con unos ricos ponches calientes, aguinaldos con colaciones, cacahuetes y galletas de animalitos, así como piñatas de barro de cinco picos, es como muchos recuerdan las tradicionales posadas durante su infancia; pero es con el pasar de los años que estas se han venido modificando desde sus inicios allá por el año de 1567.
En México las tradicionales posadas surgieron durante la época colonial como un homenaje a los nueves días que peregrinaron José y María antes del nacimiento del Niño Dios, los habitantes de aquel entonces lo adaptaron con nueve rosarios que se rezan principalmente en las colonias populares; en León estas tradiciones se desarrollaron con gran notoriedad en zonas como el Barrio del Coecillo, San Miguel, Barrio Arriba, San Juan de Dios, Los Olivos y zona centro.
“Se convocaba a los vecinos, por ejemplo, y se repartían las posadas, las nueve posadas, en una casa, ya sea en una sola casa o varios participantes que iban a diferentes casas para que se completen las 9. Se empezaba obviamente a poner el nacimiento, poner los peregrinos”, comentó Ana Delgado, guía del Archivo Histórico Municipal de León.
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De acuerdo a la historia, en los primeros años que se organizaron las posadas se realizaban en los atrios de las iglesias, incluso en algunas colonias todavía se llevan a cabo de esa forma, aunque también muchas familias optaron por llevarlas a cabo entre ellos en las calles donde la gente llega con gran júbilo a decir lo tradicionales cánticos, pasear a los peregrinos casa por casa que eso es pedir posada, pero sobre todo a esperar el final cuando es la entrega del aguinaldo y a quebrar la piñata.
Pero estas celebraciones no siempre fueron populares, antes sólo eran organizadas por la aristocracia allá por el siglo XIX y vestían a los niños de ángeles, unos con penachos, mientras que en las casas de clase media los hogares eran adornados con ramas de pino, farolas de papel o vidrio y tronaban cohetes.
“Se empezaba con el rosario, con la primer posada el día 16 de diciembre por lo regular a las 7:00, 8:00 de la noche, y se empezaba con el rosario, en las colonias más antiguas: San Miguel, El Coecillo, por ejemplo en San Sebastián”, comentó.
Sin embargo con el paso del tiempo las celebraciones se han modificando, en un inicio en las posadas se utilizaban farolas, pero a mitad del siglo XX fueron reemplazados por foquitos y fue cuando se comenzaron a regalar canastas de porcelana, luego adornadas de papel de china con colaciones, la fruta como la naranja, mandarina, caña y tejocote, cacahuates y las galletas de animalito.
Jóvenes cambian las posadas por las fiestas
Sin rezos ni cantos, con comida ‘moderna’ y ponches ‘con piquete’, es como algunos jóvenes cambiaron las tradicionales posadas de los cánticos de José y María, a fiestas con intercambios de regalos y bailes.
Mientras que antiguamente las posadas constituían una tradición que se realizaba principalmente en las colonias más populares, con el paso del tiempo estas se fueron trasladando a los espacios laborales y escuelas; modificando totalmente la dinámica, pues en lugar de servir platillos tradicionales como tamales, buñuelos y atole, se ha optado por recurrir a las pizzas o alimentos de fácil y rápido acceso, pues ya no hay quien cocinar.
Incluso, las posadas que se realizan en las calles o en las familias también van registrando sus modificaciones con el paso del tiempo, pues ahora terminan en fiestas o bailes, sin embargo, para los especialistas en el tema pese a ello no se está perdiendo la identidad, sino que la sociedad se va adaptando a diferentes cambios.
De acuerdo a Ana Delgado, guía en el Archivo Histórico Municipal de León, dijo que en León aún hay colonias donde conservan la tradición de las posadas populares, aunque han cambiado algunos aspectos como los dulces, pues ya no se regalan las colaciones y ahora lo que se usa más son los chocolates o más refinados y modernos.
“Pues mira no, porque por ejemplo ahí donde yo vivo, todavía cantan, se escucha que cantan, hacen lo que es el rosario, los cantos, que rompen piñata y ahorita por ejemplo ya es que los dulces por ejemplo ya que en tacita de cerámica o ya los dulces son diferentes”, comentó.
Incluso comentó que cuando los jóvenes hacen la posada la mayoría no rezan, pero algunos sí hacen los cánticos, aunque ahora el momento especial es la cena con ponches con “piquete”, alguna botana, tacos al vapor, pues ya no se usan las enchiladas y los tamales como en años anteriores.
Unas de las cosas que no cambian con el tiempo y que cada vez gusta más a los niños y jóvenes sin importar si es colonia popular o no es la hora de quebrar la piñata, aunque eso sí, cada quién decide que ponerle adentro, ya sean juguetes, más dulces, dinero o hasta harina.
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