Trata de personas, una realidad en Puebla que se muestra en prostitución explotación sexual: Ibero

Puebla se encuentra en el cuarto lugar a nivel nacional en trata de personas

La trata de personas es una realidad en Puebla | Andrés Lobato
Jaime Zambrano
Puebla /

La trata de personas es un fenómeno que se presenta en el estado y que tiene como efectos la prostitución, la desaparición y la explotación sexual. Puebla es cuarto lugar nacional en trata de personas y a lo largo del primer semestre de este año se registraron 26 carpetas de investigación.

De acuerdo con el análisis sobre trata de personas, realizado por Rosario Arrambide González, directora del Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría (Idhie) de la Universidad Iberoamericana Puebla, las autoridades y la sociedad civil están fallando en la prevención y atención a una problemática que nace de un tejido social erosionado y deriva en muy diversas formas de violencia.

La trata de personas es el tercer negocio ilegal más lucrativo en el mundo. En 2019, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) documentó cinco mil 245 víctimas de este delito, de las cuales el 85 por ciento son mujeres y niñas.

“Tres de cada cuatro casos de trata de persona tuvieron fines de explotación sexual. La problemática, de alarmante recurrencia en Puebla, ha sido poco explorada por las autoridades tanto en sanción como en prevención. El cuerpo de las mujeres sigue siendo un campo de batalla con fines de comercialización”, comentó.

Por su parte, Martha Torres, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana, señaló que, normalmente, se aborda la trata de personas como una forma moderna de esclavitud, de una práctica histórica de dominación de los cuerpos femeninos.

Explicó que, a mediados del siglo XIX se consolidó el concepto de trata de blancas debido a los movimientos de mujeres que buscaban frenar la explotación de sus pares exclusivamente europeas.

Fue hasta el año 2000 que la Organización de Naciones Unidas (ONU) emitió el Protocolo de Palermo, donde se entiende la trata como una secuencia de delitos interdependientes: la captación de las víctimas; el traslado o aislamiento del entorno inmediato, y la explotación. Esta última puede expresarse como prostitución, alquiler de cuerpos y producción de pornografía, entre otras modalidades de carácter sexual, destacó la especialista.

En su oportunidad, Edith Méndez, directora del colectivo Mujer y Utopía de Tlaxcala, explicó que la trata parte de la denominada tercia del poder, integrada por patriarcado, capitalismo y colonialismo.

“Estas estructuras permiten la dominación y justifican el apetito sexual de los hombres como una necesidad impostergable, lo que favorece la cosificación de los cuerpos desde temprana edad”, destacó.

El nivel socioeconómico y la etnia juegan papeles fundamentales en el fenómeno de trata, el aspecto tecnológico tiene un valor particular en tiempos recientes. De acuerdo con la ONU, al menos el 73 por ciento de las mujeres han sufrido algún tipo de violencia digital, agregó.

Un aspecto controversial en torno a la trata es la prostitución y reconoció que el concepto mismo puede utilizarse para derivar responsabilidades y revictimizar a las mujeres. Las configuraciones del ser-hombre y ser-mujer las han subordinado a ellas en el orden social; conductas como la prostitución han sido normalizadas como consecuencia de esta jerarquía dominante, detalló.

“Las perspectivas alternativas consideran que la reglamentación sería una forma de reivindicar la actividad como una fuente legítima de ingresos. Siempre se utiliza el cuerpo de las mujeres para el placer masculino. La línea que separa la prostitución de la trata de personas es muy borrosa”, finalizó.

CHM

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