El guajolote, un “antojito” que distingue a Tulancingo un Pueblo con Sabor

Hace casi 80 años que este alimento forma parte de la gastronomía hidalguense

Tulancingo es reconocido como "Pueblo con Sabor" gracias al guajolote (Elizabeth Hernández)
Elizabeth Hernández
Tulancingo; Hidalgo /

Cuando se habla de “guajolote”, para aquellas personas que no conocen la gastronomía hidalguense, se piensa en un pavo, en estas aves que suelen consumirse en Navidad en México y en el Día de Acción de Gracias en Estados Unidos, pero Hidalgo tiene un antojito “llenador” con ese nombre.

El guajolote es un alimento que le ha dado reconocimiento a Tulancingo, un municipio que ahora cuenta con la denominación de Pueblo con Sabor gracias a este singular y único alimento que nació hace casi 80 años gracias a la creatividad culinaria de una mujer, Rosa Alvarado Valladares.

Se cuenta que a su puesto llegaron unos ingenieros estadounidenses que querían cenar, ya pasada la hora de que Rosa contaba con los ingredientes para hacer sus tortas y enchiladas; era Día de Acción de Gracias y pues al no poder festejar esta celebración los hambrientos ingenieros le pidieron a Rosita que les diera de cenar “un pavo”, así que, con una ingeniosa elaboración, les hizo una torta con los pocos ingredientes que aún tenía, así que abrió un bolillo, le puso frijoles, unas enchiladas, huevo cocido y se los sirvió, no sin antes mencionar en broma: “tengan su pavo”, a lo que los comensales respondieron: “esto no es un pavo, es un guajolote porque está sencillo”, y así fue bautizado este alimento que, como los ingenieros, ahora disfrutan muchas personas que visitan este municipio lleno de historia.

Guajolote, platillo típico de Tulancingo (Elizabeth Hernández)

Tras ocho décadas, el alimento se ha innovado y ahora hay de pollo, carne y demás ingredientes, sin que nunca falten las enchiladas, señaló Isabel Arcibar Alvarado, quien desde los 15 años apoyó a su mamá en la elaboración de los guajolotes, “es un negocio que nos heredó mi mamá y pues yo ya llevo vendiéndolos desde hace más de 30 años y ahora también mis hijas participan en el negocio”, explicó.

Isabel recuerda con cariño a su mamá, quien falleció años atrás, “pero compré unas figuras de viejitos que coloqué a la entrada de mi casa y antes de salir a vender, los muevo para que se columpien y les pido que me vaya bien en las ventas, y sé que me escucha”, explica Isabel.

Ahora, este alimento es vendido en muchos puestos más, debido a la popularidad que ha tenido, pero solo en el Portal de Rosa se venden los originales, mismos que se mantienen en 25 pesos, un precio menor a la competencia que los oferta hasta en 40 pesos, “pero a mí me da angustia pensar en que los subiré porque esto es un antojo y muchas familias vienen al negocio y pues vienen con toda la familia, y no queremos que un antojo se convierta en un lujo, aunque sí estamos considerando subir el precio porque, por la inflación, los ingredientes están subiendo mucho y pues ya también nosotros estamos viendo complicado que nos ajuste para comprar los productos de calidad.

“Pero por mientras, los seguiremos vendiendo en 25 pesos”, indicó Isabel, quien recordó que, en aquella época cuando su mamá los vendía, cobraba un peso por cada uno de ellos, así como las enchiladas, “pero creemos que perjudicaríamos a nuestros clientes que siempre nos consumen”.

Tulancingo es un municipio con una riqueza gastronómica extraordinaria, con platillos típicos que satisfacen los paladares de visitantes y turistas, pero es el guajolote el alimento por el que los tulancinguenses se sienten orgullosos de contar con este verdadero manjar y que les ha dado la denominación de Pueblo con Sabor.

LAS MÁS VISTAS

¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión aquí.

Crea tu cuenta ¡GRATIS! para seguir leyendo

No te cuesta nada, únete al periodismo con carácter.

Hola, todavía no has validado tu correo electrónico

Para continuar leyendo da click en continuar.