Apenas podría salir de ahí un sorbo de agua, y es que la presa de La Boca, el punto turístico por excelencia de Santiago Nuevo León, se ha convertido en un charquito, donde los comerciantes hacen hasta lo imposible lleguen a una de las mesas de los restaurantes y comercios del nuevo malecón.
Mientras que los dueños y empleados de los negocios instalados en las laterales de la carrtera Nacional están pendiente de que las familias en sus autos hagan un alto para comer en los buffete, comprar artesanías, macetas, muebles, algún dulce, un elote o una nieve, aún y con La Boca reseca.
La presa de La Boca, en el municipio de Santiago, las cifras oficiales indican que al comienzo de año tenía 14.8 millones de metros cúbicos de agua almacenada.
El panorama es desolador en lo que fue un presa llena de agua que daba abasto a la zona metropolitana de Monterrey. De eso, hoy no queda nada.