Aún siete años después de haber dejado la rectoría, la sombra de José Narro todavía se extiende por varias áreas clave de la Universidad Nacional Autónoma de México, en donde el ex rector -un consumado operador político de trayectoria priista- sigue presente a través de varios seguidores y colaboradores cercanos, ubicados en puestos de relevancia estratégica para el ejercicio del poder en la máxima casa de estudios.
Sus críticos dicen que el de Narro es el grupo dominante de la Universidad y, en efecto, algo pareciera haber de cierto: personajes que transitaron exitosamente durante su administración hoy controlan las principales estructuras universitarias.
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Si en un punto es evidente la herencia de lo que podría llamarse el narrismo es en la Junta de Gobierno, uno de los máximos órganos en la toma de decisiones de la UNAM y en la que recaen decisiones tan importantes como la ratificación o remoción del rector, el nombramiento de los directores de las facultades, escuelas e institutos y la designación de los integrantes del patronato de la Universidad.
Es el equivalente al Ministerio del Interior o el Despacho de la Presidencia de un país, si éstos tuvieran la posibilidad de destituir o ratificar al presidente y gabinete en turno. Narro, o al menos su legado, perdura en casi un tercio de sus integrantes: cuatro de sus 14 miembros fueron designados a propuesta del ex rector, en 2013 o 2014, durante los años finales de su gestión. Es el caso de Oscar de Buen Richkarday (Ciencias, 2013), José de Jesús Orozco (Derecho, 2014), Jaime Humberto Urrutia Fucugauchi (Ingeniería, 2013) y Gina Zabludovsky Kuper, (Sociología, 2015).
Enrique Cabrero, otro integrante de la junta, no fue designado por Narro -llegó en 2021-, pero fue su compañero de gabinete en el sexenio de Enrique Peña, como titular del Conacyt (hoy se halla en la mira de la Fiscalía General de la República por presuntos malos manejos de fondos en el consejo).
La presencia del narrismo se extiende a otras áreas de la Torre de Rectoría. Por ejemplo, Mario Luis Fuentes, uno de sus más cercanos colaboradores y miembro de la Junta de Gobierno que le reeligió en 2011, hoy controla otro de los puntos centrales del poder universitario, el Patronato, del que ostenta la presidencia. Es el poder económico: en su escritorio fluyen decisiones como el presupuesto de egresos e ingresos de la UNAM, además de la designación del Tesorero y el Contralor interno.
En el resto de la universidad también son patentes las cercanías con el ex secretario de Salud, como es natural en un espacio profesional en donde fue el jefe máximo durante ocho años (2007-2015). Personajes que fueron clave durante su gestión hoy permanecen vigentes, como Luis Raúl González Pérez, ex titular de la CNDH y ex abogado general de la UNAM, hoy al frente del Programa Universitario de Derechos Humanos.
En la misma tesitura se encuentran la directora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Carola García y Antonio Lazcano. También, Alejandro Fernández Varela, director de Deporte Universitario y cuya cercanía con Narro se remonta a 2004, cuando le hizo encargado de Asuntos Jurídicos de su principal coto, la Facultad de Medicina.
De esa facultad es de la que emana el poder narrista. Desde su gestión la convirtió en el centro político de la universidad y la que mayor presupuesto goza. En términos económicos, es la superpotencia, con recursos que duplican o triplican los de otras áreas. Hoy, es regida por Germán Fajardo, amigo cercano de Narro y veterano de gabinetes priistas y panistas en áreas como la Secretaría de Salud o el IMSS.
Otro grupo con afinidades es el de integrantes de la Facultad de Medicina que han sido críticos de la gestión de la pandemia por parte del subsecretario Hugo López-Gatell, como Laurie Ann Ximenez Fyvie y el titular del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM), Héctor González Bringas, quien fue parte de su staff en la rectoría, como encargado de Coordinación Presupuestación y Evaluación.
En el frente deportivo, Leopoldo Silva, presidente del club Pumas, fue su secretario administrativo, lo mismo que Miguel Robles, actual vicepresidente del equipo, quien fue su secretario particular en la rectoría. Cuando Miguel Ángel Osorio Chong fue secretario de Gobernación, Robles ocupó el segundo cargo de mayor jerarquía en el CISEN.
Igualmente, Enrique del Val, actual director General de Planeación y quien lleva todos los indicadores de productividad de la universidad, fue en su momento la mano derecha en las operaciones políticas de Narro.
*En comunicación directa, el doctor Lazcano precisó que no funge como director de la Facultad de Ciencias, precisión que hizo "para que ni la Junta de Gobierno ni el Dr. Víctor Manuel Velázquez, quien recientemente fue designado Director de la FC, piensen que estoy organizando un golpe de estado a sus espaldas".
Con información de Liliana Padilla
FS