El uso de dispositivos móviles, la navegación en internet y el uso de electricidad se traduce en una huella ecológica. Los altos índices de contaminación que deja la actividad en el mundo digital demuestran que lo virtual y lo real no son tan disociables como suele creerse.
De acuerdo con el investigador en ingeniería ambiental de la Universidad Iberoamericana Puebla, Juan Luis Bolaños Berruecos, en México, más del 80 por ciento de la energía que se consume proviene de fuentes no renovables que afectan al medio ambiente.
A partir del uso de dispositivos móviles, la navegación en buscadores como Google genera 500 kilogramos de Dióxido de Carbono (CO2) equivalente por segundo. De igual manera, se estima que, tan sólo los correos electrónicos, equivalen a la huella de carbono que producen 890 millones de autos.
“El incremento considerable en transmisiones en vivo durante la cuarentena, así como la reproducción de música, películas y series. En este periodo, la red social TikTok ha aumentado su actividad un 669 por ciento, lo que puede darnos una idea de su impacto si consideramos las 979 mil toneladas métricas de CO2 generadas por Facebook en 2017”, explico.
Los seres humanos dejan una huella ecológica, indicador internacional que busca medir la proporción de suelo que le corresponde a cada ser humano en determinado lugar. La porción del planeta indica la cantidad de tierra que existe para satisfacer nuestras necesidades de recursos y su capacidad para asimilar los residuos que desechamos.
La huella ecológica tiene especial valor en el contexto de la tecnología, cuyo uso impacta negativamente al medio ambiente al llevar al límite la capacidad del planeta de proveer recursos y asimilar desechos, explicó el investigador.
En promedio, cada kilovatio que se utiliza tiene un impacto negativo en el medio ambiente por la cantidad de gases de efecto invernadero que se están emitiendo. Ahora que la mayoría de las personas realizan sus actividades desde casa se ha acentuado la dependencia a aparatos electrónicos, programas y recursos de almacenamiento de datos.
“El impacto negativo que antes se producía por el uso del automóvil y las actividades productivas ha sido sustituido por el alto consumo de energía eléctrica. A esto se suma el desgaste de los dispositivos electrónicos y su eventual desecho”, expresó el investigador.
En el marco legal mexicano, los dispositivos móviles en desuso son considerados residuos de manejo especial porque la mayoría de ellos están conformados por una serie de metales y aleaciones que, al calentarse, desprenden vapores tóxicos.
“Se recomienda tener especial cuidado al deshacernos de estos aparatos para evitar que los materiales nocivos lleguen al suelo, agua o aire”, destacó el especialista en ingeniería en medio ambiente y recursos naturales.
Por otro lado, Bolaños Berruecos destacó que la contaminación por uso de energía eléctrica en los dispositivos informáticos varía dependiendo del tipo de programas y sitios web que utilice el usuario, lo cual se debe al almacenamiento de datos en los servidores de interconexión mundial.
“El aumento en la temperatura de los aparatos activa los ventiladores internos, lo cual deriva en la liberación de gases de efecto invernadero. A mayor uso de redes sociales y de comunicación, más espacio se ocupa en estos servidores, lo que implica un alto consumo eléctrico tanto de mi dispositivo como del receptor de estos datos”, explicó.
Ante la contaminación por el uso de dispositivos móviles, el especialista de la Ibero Puebla recomendó ser responsables en el uso; limitar el acceso de los menores de edad a las tecnologías, pues son quienes suelen utilizarlas de manera prolongada; y reducir la cantidad de correos electrónicos adjuntos y transferir documentos en plataformas de descarga con caducidad.
AFM