En San Antón de las Minas, Dolores Hidalgo, viven menos de 500 personas que no conocen los lujos del oro, plata y otros minerales que una empresa canadiense pretende extraer a cielo abierto en un terreno aledaño a sus casas.
Se trata de una comunidad con actividad minera pausada desde el siglo XIX, ubicada a 23 kilómetros de Dolores Hidalgo, y a casi 50 kilómetros desde la capital guanajuatense. De esa distancia, alrededor de 6 kilómetros son de terracería que en algunos tramos únicamente se pueden transitar en vehículos todo terreno, más en temporada de lluvias.
Entre cerros, charcos, gallinas y nopales, desde lo alto de la sierra se observan dos torres amarillas, perteneciente a la iglesia que congrega a 36 comunidades más en la región. Sin servicio de telefonía, alumbrado sólo en algunas zonas, sin agua y mucho menos pavimento, así viven en “Sanatón”, como le refieren algunos lugareños, quienes dijeron estar informados sobre las intenciones de la empresa de origen canadiense de extraer los metales preciosos.
El delegado de la comunidad y velador del panteón local, Francisco Camacho López, confirmó que en recientes días, personal de la empresa realizó muestreos en toda la zona, más allá del terreno que recientemente fue adquirido por ellos.
Sin dejar de sostener su costal que cargaba al hombro, el hombre compartió que en gran parte de su vida fue miembro de la organización Antorcha Campesina con la que participó en marchas hacia la Capital del estado y del país para exigir mejoras a varias de sus comunidades vecinas.
Comentó que otra de las necesidades que le externan sus vecinos es el pavimentar el camino de poco más de 14 kilómetros, que ni con plantones en la Capital, ni con acercamientos con empresas mineras, se ha podido lograr este compromiso que tiene hacia ellos.
Dijo que ante la posibilidad de la explotación minera del Cerro del Gallo, su comunidad más otras 35 de la zona se han manifestado en contra de su realización. Narró que de acuerdo a lo dicho por vecinos, hubo personal minero que durante las labores de exploración, les dijeron que les vendieran el templo que congrega a las comunidades, ya que el material con el que fue construido tenía altas concentraciones de minerales como oro y plata, situación que molestó a sus feligreses.
“Que se los vendiéramos porque toda la piedra tiene metal, y luego, luego gritó uno de por allá de Cerro Blanco, 'ni qué la chingada, eso no se puede, ¡es histórico!', en ese tiempo no había carros, todo en burros, y 'acarriábanos' el material, nosotros quemamos la cal ahí enfrente para hacerlo, pues la gente luego respinga que no”, relató.
Al salir de dicho templo, Casimiro López Ríos, habitante de la comunidad, se dijo preocupado por las posibles labores de la mina, al considerar que con el polvo y las detonaciones que realizarán les obligarán a abandonar sus casas, sus terrenos y prácticamente sus vidas que ahí forjaron.
“Dicen que ya se va a hacer el trabajo, que ya van a venir pero en muchas comunidades andan de que no y nosotros también no sabemos a quién hacerle caso 'que van a tener fuentes de trabajo y un beneficio a la comunidad' pues yo pienso que no porque van a trabajar a tajo abierto pues el polvo nos va a afectar mucho”, mencionó.
Recordó que en sus 66 años de vida, ha visto como muy lentamente los servicios básicos han llegado a su comunidad junto a mejoras en las viviendas de sus vecinos, pero todo logrado por esfuerzos que no son atribuibles al desarrollo minero de la región.
“Del modo que la gente que se está ayudando, es de los que se van a norte, es como han hecho casitas, de minería no hemos tenido nada, esa es la verdad, ellos dicen que nos ayudan, ¿en qué nos ayudan? Ahora que quieren poner la otra mina, con el puro polvo nos van a correr aunque no 'quiéramos'”, expresó.
DESDE EL SIGLO XIX
De acuerdo al estudio Panorama Minero del Estado de Guanajuato, realizado por el Servicio Geológico Mexicano, el mineral de San Antón de las Minas tuvo su auge durante el siglo antepasado y el primer decenio del siglo pasado, pero se vio obligado a cerrar a raíz del movimiento revolucionario, y debido a problemas de carácter técnico.
Actualmente se encuentra en exploración por la compañía de capital canadiense Argonaut Gold, que en noviembre del 2017 la adquirió por 15 millones de dólares, según consta en la página de internet de la empresa.
“Argonaut adquirió el proyecto Cerro del Gallo por 15 millones en noviembre de 2017. Es el tipo de proyecto que históricamente hemos operado bastante bien y se sitúa justo dentro del nivel de habilidades de nuestro equipo. Los recursos y reservas conocidos de mineral solo representan una porción muy pequeña de la tenencia minera controlada a través de varios objetivos de exploración en San Antón”, es la cita que se le atribuye a Bob Rose, vicepresidente de Servicios Técnicos, en la mencionada página.
El depósito Cerro del Gallo se encuentra ubicado dentro de la propiedad San Antón, que abarca un área de 20 mil 270 hectáreas y consta de 13 concesiones mineral contiguas.